¿Mitos y educación?

El problema de los “neuromitos”, descritos como malentendidos basados en “la falta de entendimiento, la lectura o la cita errónea de hechos establecidos científicamente (por la ciencia del cerebro) para defender el uso de la investigación sobre el cerebro en la educación y otros contextos”… informe de Brain and learning project preparado por la OCDE en 2002. Dekker S, Lee NC, Howard-Jones P and Jolles J (2012)

Con el incremento de la comunicación y el acceso en instrumentos de acceso electrónico, como lo es el internet, acudimos a crear una serie de creencias que, al menos en apariencia, se encuentran sustentados en “estudios científicos”, que, sin embargo, no aparecen evidenciados con datos “duros” desde los cuales se pueden verificar y comprobar, mas sin embargo, son utilizados sin ton ni son y nos apegamos a ellos de manera importante, creyendo que su uso nos dará elementos y herramientas para la educación de nuestros infantes.

Unos de esos “conocimientos ampliamente probados” lo constituyen aquellos que pertenecen a la rama de la neurociencia, la cual es una disciplina que incluye muchas ciencias que se ocupan de estudiar, desde un punto de vista inter, multi y transdisciplinario la estructura y la organización funcional del Sistema Nervioso (particularmente del Cerebro), lo cual, en esencia es muy importante, cuando se trata de datos sustentados en evidencias reales.

De ahí, que se crean los denominados neuromitos, los cuales, de acuerdo con la Unidad de Neurología Cognitiva y Demencias, son Ideas falsas generadas por errores en la comprensión o interpretación o citas tergiversadas de hechos establecidos científicamente por las neurociencias

Escudándose en este tipo de estudios, existen muchas marcas y cadenas comerciales que, so pretexto de esos “supuestos conocimientos” o tomando cierta información como base, se inunda el mercado con elementos pseudodidácticos que en nada ayudan al desarrollo.

Un hecho ampliamente difundido, el cual se le atribuye a Albert Einstein, es el que sólo utilizamos el 10 por ciento de nuestro cerebro, sin embargo estudios científicos que podemos verificar en el artículo: “The Myth of Learning Styles”, de Riener y Willingham muestran claramente que, aunque nunca está todo el cerebro activo al mismo tiempo, la mayoría de regiones del cerebro si lo están casi siempre. Así́ que, si tuviéramos que afirmar algo sobre el % de cerebro que utilizamos, tendríamos que asegurar que a lo largo del día, usamos prácticamente el 100% de este órgano.

Otro neuromito, lo constituye la creencia de los alumnos aprenden mejor cuando reciben la información en su estilo de aprendizaje preferido, ya sea auditivo, visual o kinestésico, sin embargo, al igual que el anterior, como explica Daniel Willingham en su libro “¿Por qué a los niños no les gusta ir a la escuela?“, La teoría de los estilos de aprendizaje kinestésico-auditivo-visual está también muy extendida a pesar de que ha sido extensamente evaluada experimentalmente sin encontrar evidencia solida que lo valide.

En otro sentido, se dice que un ambiente rico en el ambiente de la casa o escuela, desarrolla una mayor capacidad o habilidades del niño, sin embargo, lo que estos experimentos científicos de donde se nutre esta creencia, especifica que no es verdad, y puede haber un desarrollo importante en el niño con diferentes medios de aprendizaje escolar o familiar, en donde lo que resulta fundamental, es la interacción con el maestro o la atención que reciba de sus padres.

Otros artículos en donde podemos encontrar evidencia sobre neuromitos, son: Neuromyths in education: Prevalence and predictors of misconceptions among teachers o en el artículo An Evaluation of the Left-Brain vs. Right-Brain Hypothesis with Resting State Functional Connectivity Magnetic Resonance Imaging.

Siempre resulta importante, tanto en las redes sociales, como en nuestra vida diaria, buscar las fuentes originales donde se basan las afirmaciones hechas en términos científicos, pero de igual forma lo que sucede en lo político, deportes, o cuando se afirma de manera equívoca que algún personaje ha fallecido entre otras barbaridades que encontramos a diario en la red.

En tanto no exista un mecanismo efectivo por medio del cual se regule el contenido de la red sin coartar la libertad de expresión, debemos de buscar los medios efectivos para validar de manera más certera el contenido al cual le damos crédito para nuestra vida diaria.

manuelnavarrow@gmail.com

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