La Hipersexualización infantil

«No hay revelación más clara del alma de una sociedad que la forma en que trata a sus niños.» Nelson Mandela

En las últimas décadas, el avance tecnológico y la omnipresencia de las redes sociales han reconfigurado significativamente las dinámicas sociales y familiares, especialmente en lo que respecta a la infancia y adolescencia. Este fenómeno ha contribuido notablemente a una tendencia preocupante: la hipersexualización de niños, niñas y adolescentes.

Las redes sociales y los medios de comunicación juegan un papel crucial en este proceso al exponer constantemente a los menores a imágenes y mensajes que promueven estereotipos y expectativas poco apropiadas para su edad. Esta exposición no solo se limita a la visualización pasiva; la interactividad de estas plataformas implica que los jóvenes no solo consumen contenido, sino que también lo crean y responden a él, lo que puede acelerar su deseo de imitar comportamientos y estéticas adultas antes de tiempo.

El impacto de esta hipersexualización en el aprendizaje y desarrollo de la personalidad de los jóvenes es profundo. Los niños y adolescentes están en una etapa crucial de formación de identidad y autoestima. La presión por adoptar roles adultos puede llevar a confusiones y conflictos internos que afectan su rendimiento académico y su comportamiento en la escuela. La necesidad de «encajar» o ser aceptados por sus pares puede fomentar la adopción de actitudes y comportamientos que no corresponden a su etapa de desarrollo, lo que a su vez puede afectar negativamente sus relaciones interpersonales y su bienestar emocional.

Para combatir esta tendencia, es fundamental fortalecer el tejido social comenzando por la familia y la educación. Los padres y educadores deben estar conscientes del contenido que consumen los menores y establecer límites claros y apropiados. Además, es crucial promover un diálogo abierto sobre los medios y su contenido para que los niños aprendan a cuestionar y analizar críticamente lo que ven y escuchan.

Las escuelas, por su parte, pueden incorporar acciones que fomenten la autoestima y la resiliencia, enseñando a sus estudiantes a valorarse por quiénes son y no por cómo aparentan. Además, la inclusión de educación mediática en el día a día puede equipar a sus estudiantes con las herramientas necesarias para navegar y procesar críticamente el bombardeo constante de mensajes mediáticos.

Mientras que las redes sociales y los medios de comunicación tienen el potencial de ser una fuente valiosa de información y conexión, su influencia también puede ser perjudicial si no se maneja con cuidado. Hay que cuidar lo que las niñas, niños y adolescentes reciben de los medios y es imperativo que todos los niveles de gobierno trabajen en conjunto con la sociedad y la familia para asegurar un entorno de desarrollo saludable y adecuado para nuestros estudiantes. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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Hacia un aprendizaje significativo

 “Para que el aprendizaje sea significativo, el material debe ser relacionado de manera sustantiva y no arbitraria con lo que el alumno ya sabe.” David Ausubel.

En el panorama actual de la educación, existe una desconexión palpable entre la percepción pública del trabajo que se realiza en los centros educativos y la realidad de dicho trabajo. Comúnmente se subestima la complejidad y el esfuerzo requeridos para gestionar y contribuir al proceso de enseñanza-aprendizaje, relegando la tarea educativa a una mera transmisión de conocimientos. Sin embargo, esta visión ignora la multifacética y dedicada labor de docentes y directivos, quienes se esfuerzan diariamente por crear entornos propicios para un aprendizaje significativo para la vida de niñas, niños y adolescentes.

Por tanto, resulta fundamental entender la importancia de revalorizar el trabajo educativo, destacando la necesidad de una organización y coordinación eficaces dentro de las instituciones educativas para fomentar un aprendizaje que trascienda los confines de la mera memorización.

El aprendizaje significativo es un concepto educativo desarrollado por el psicólogo estadounidense David Ausubel que se centra en cómo el aprendizaje ocurre de manera más efectiva cuando se asocia de forma sustancial y no arbitraria con lo que el alumno ya sabe. La premisa es que los estudiantes comprenden y retienen mejor la nueva información cuando pueden vincularla con sus conocimientos y experiencias previas. Esta conexión no solo facilita la comprensión profunda, sino que también hace que el contenido sea relevante y útil para el alumno en contextos personales o académicos. 

En el aprendizaje significativo, los estudiantes participan activamente en integrar el nuevo conocimiento con el anterior, reorganizando y reformulando ambos aspectos en el proceso. Este enfoque contrasta con el aprendizaje memorístico, donde la información se aprende de manera aislada, lo que suele resultar en un olvido rápido y en dificultades para aplicar lo aprendido en situaciones nuevas o diferentes. A largo plazo, el aprendizaje significativo fomenta una mejor retención de la información y facilita la transferencia de conocimientos a nuevas situaciones.

La escuela, vista como una organización dedicada al aprendizaje, se enfrenta al desafío de desarrollar y configurar elementos clave que favorezcan las mejores condiciones para el aprendizaje. Esto incluye la contextualización de contenidos, la construcción activa del conocimiento, la interacción social, la integración del conocimiento, la motivación intrínseca, la evaluación formativa, el diseño curricular integrado y el uso adecuado de tecnologías. Tales elementos son esenciales no solo para adquirir conocimientos, sino para aplicarlos efectivamente en diferentes contextos, preparando a sus estudiantes para enfrentar los retos del mundo real.

Revalorizar el trabajo educativo es reconocer a la educación como un pilar fundamental para el desarrollo individual y colectivo. Este reconocimiento debe traducirse en un apoyo tangible y en políticas que promuevan una mejor educación para todos. Solo así podremos asegurar que las niñas, niños y adolescentes de nuestro país tengan la oportunidad de participar en experiencias de aprendizaje verdaderamente significativas, que les preparen para liderar y enriquecer la sociedad del futuro. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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El Bienestar docente

«Cuida de los maestros como la sociedad más preciada, pues de ellos dependerá la calidad del futuro.» – Helen Caldicott

No hace falta ser un genio para apreciar el desgaste y el cansancio evidente que se vive desde la vida del personal docente propiciado por múltiples y complejos factores que van desde el exceso de reformas educativas, pasando por las exigencias administrativas, los bajos salarios entre otros muchos más. 

Los países cuyo grado de avance económico, político y social se caracterizan vistos desde múltiples estudios, en su grado de mejora en la educación, que, a su vez, es el resultado de factores tan importantes como el respeto social del magisterio, lo que les permite que dicho cuidado se vea reflejado en los resultados educativos que sin duda son el factor que se desprende en el resto de los indicadores sociales, económicos y políticos.

El bienestar emocional de las y los docentes es un derecho fundamental, no es un lujo ni un aditamento opcional a su profesión. Se trata de un pilar que sostiene no solo su salud mental y física, sino también la calidad y eficacia de la educación que imparten. La labor docente trasciende la impartición de conocimientos; es una tarea que implica la gestión de emociones, conflictos y el fomento de un ambiente propicio para el aprendizaje.

Los diferentes niveles de gobierno, en su ámbito de competencia, tienen la responsabilidad de reconocer la importancia del bienestar docente y crear políticas que lo promuevan, tales como programas de apoyo psicológico, una carga laboral razonable y un salario digno que reconozca su valiosa contribución. La sociedad, por su parte, puede aportar valorando y respetando la profesión docente, entendiendo que detrás de cada clase hay una planeación detallada, horas interminables de revisión de trabajos, y un compromiso emocional muy considerable que con frecuencia implica restar horas de convivencia familiar y/o personal.

Las instituciones educativas son el espacio natural donde se debe cultivar este bienestar, por lo que es muy importante fomentar prácticas que incluyan tiempos y horarios adecuadamente distribuidos, oportunidades de desarrollo profesional y espacios para que los docentes compartan experiencias y estrategias. La creación de una cultura escolar que enfatice la colaboración, el respeto mutuo y el soporte entre colegas es esencial.

El personal docente también puede desempeñar un rol activo en su propio bienestar emocional. La autoconsciencia y el desarrollo de habilidades de manejo del estrés, la búsqueda de balance entre la vida laboral y personal, y la formación en inteligencia emocional son herramientas valiosas en este proceso.

El bienestar emocional de docentes impacta directamente en la atmósfera del aula y, por ende, en la experiencia educativa de estudiantes. Un educador emocionalmente sano es capaz de inspirar, conectar y facilitar un aprendizaje que va más allá de los libros de texto, uno que prepara a las niñas, niños y adolescentes no solo académicamente, sino también para la vida. Es, por tanto, una inversión en la calidad de la educación y en el futuro de la sociedad. Porque la educación, es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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Los procesos educativos

«Todo el arte de enseñar es solo el arte de despertar la curiosidad natural de las mentes jóvenes con el propósito de satisfacerla después.» – Anatole France

La educación es una tarea profundamente humana, en la que convergen el conocimiento, la empatía y la ciencia para dar forma a las experiencias de aprendizaje de sus estudiantes. La fortaleza del personal educativo radica no solo en su comprensión de las materias que imparten, sino en su capacidad para reconocer y responder a las complejidades biológicas, sociales y psicológicas de cada estudiante. Al prepararse para entender estas características, se equipa para trascender el mero acto de transmitir información, transformándose en un facilitador de experiencias significativas y duraderas.

La formación del personal docente en teorías pedagógicas y su aplicación práctica es esencial en este proceso. Este conocimiento les permite identificar las etapas apropiadas para la implementación de estrategias educativas, diferenciando cuándo y cómo fomentar la curiosidad intelectual, el pensamiento crítico y la capacidad de resolución de problemas. Al estar familiarizados con las diversas teorías del aprendizaje, los educadores pueden diseñar intervenciones pedagógicas que se adaptan a las necesidades cambiantes de sus estudiantes, reconociendo que cada cerebro es único y que cada persona responde a estímulos distintos.

Los procesos pedagógicos, como la motivación, la recuperación de saberes previos y la metacognición, no son pasos arbitrarios; son fundamentales y deben ser cuidadosamente considerados y aplicados. Estos procesos reconocen que el aprendizaje es una actividad compleja que requiere de un enfoque estructurado y reflexivo. Cuando los educadores aplican estas estrategias de manera efectiva, no sólo mejoran los resultados de aprendizaje, sino que también fomentan el desarrollo de habilidades para toda la vida en sus estudiantes.

La labor en los centros educativos, por lo tanto, se revela no como una tarea rutinaria, sino como una profesión inteligente, exigente y sofisticada. Requiere de una continua actualización profesional, una reflexión constante y un compromiso con la excelencia educativa. Las y los docentes, como profesionales de la educación, se enfrentan al desafío de estar a la altura de las demandas siempre en evolución de una sociedad en constante cambio, lo que hace de su labor no solo una responsabilidad social sino también una pasión por el desarrollo humano.

Así, la preparación del personal docente para entender a sus estudiantes y aplicar teorías de aprendizaje específicas no es simplemente una ventaja; es la columna vertebral de una mejor educación. Los procesos pedagógicos se convierten en la herramienta a través de la cual el aprendizaje no solo ocurre, sino que prospera, asegurando que la enseñanza sea una profesión altamente especializada y crucial para el avance de nuestra sociedad. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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El «timing pedagógico»

«El arte supremo del maestro es despertar el placer de la expresión creativa y del conocimiento.» – Albert Einstein

Pasar una jornada de clase con un grupo de niñas, niños o adolescentes solo puede ser entendida por aquellas personas que lo viven en carne propia, así, quienes permanecen ajenos a la labor educativa, en mucho desconocen cómo es que funciona la construcción del aprendizaje, ya que no se trata solamente de conocer un tema a profundidad, sino que se tienen que desarrollar acciones específicas y oportunas para generar el interés hacia dicha temática.

A pesar de lo que algunas personas puedan suponer, la labor educativa trasciende el ámbito de las buenas intenciones y se materializa a través de acciones concretas que pueden marcar la diferencia en la experiencia de aprendizaje de sus estudiantes. En este contexto, el concepto de aprovechar una oportunidad educativa o el «timing pedagógico» como se le ha conocido más recientemente, emerge como un enfoque estratégico para potenciar el aprendizaje. Esta noción se refiere a la capacidad de docentes para identificar y aprovechar momentos clave dentro del proceso educativo, para fomentar la reflexión y el cuestionamiento colectivos con fines de aprendizaje.

Como en otros casos, la aplicación de este enfoque implica un alto grado de preparación, sensibilidad y percepción por parte de docentes, quienes deben prestar atención a las dinámicas del grupo para reconocer las oportunidades de aprendizaje que surgen espontáneamente. Estos momentos suelen presentarse cuando un proyecto o actividad revela una dificultad, un desinterés o una rutina que necesita ser examinada y entendida desde diferentes perspectivas.

El timing pedagógico, entonces, no es una técnica rígida sino se trata de un ejercicio de atención que permite detenerse en medio de la acción educativa para propiciar un espacio de diálogo y análisis crítico. Esto se traduce en la suspensión temporal de las tareas en curso para dedicar tiempo a la reflexión en equipo, lo que puede ser la chispa que encienda la motivación de sus estudiantes y les lleve a involucrarse más profundamente en su propio proceso de aprendizaje.

Estos espacios de reflexión grupal son cruciales, ya que ofrecen la oportunidad de abordar las dificultades de aprendizaje no como obstáculos, sino como escalones hacia una mayor comprensión. Permiten a sus estudiantes salir de la monotonía y enfrentarse a desafíos que estimulan su curiosidad y deseo de aprender. Asimismo, fomentan la colaboración y la construcción colectiva del conocimiento, aspectos fundamentales para el desarrollo de habilidades del siglo XXI.

Así, el trabajo en los centros educativos va más allá de la transmisión de conocimientos; es una práctica colectiva reflexiva que, a través de la implementación de acciones específicas como es el caso del timing pedagógico, para crear un ambiente donde el aprendizaje sea el resultado de la interacción, el cuestionamiento y la reflexión conjunta. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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El debate

“El debate es el intercambio de conocimientos; la pelea es el intercambio de ignorancia.” – Robert Quillen

El cierre del primer debate en la contienda para la presidencia de la República en el marco de la elección mas grande de la historia de México ha generado reacciones encontradas, mezclando sensaciones de expectativa y desilusión. La estructura rígida y los limitados tiempos de intervención remiten a una era donde la estética predominaba sobre la esencia, restringiendo las oportunidades para un auténtico diálogo de ideas. Esta metodología tradicional nos condena a enfrentar un dilema donde prevalecen las posturas partidistas sobre las propuestas sustanciales. No obstante, los sondeos indican una tendencia clara, colocando a Claudia en una posición de liderazgo destacado, un escenario que parece consolidarse según análisis de Oraculus/Grupo Fórmula y Polls.mx.

La noche anterior se caracterizó más por un intercambio de ataques personales que por un espacio de debate serio y profundo. Surge, por tanto, la imperiosa necesidad de debates enfocados en temas específicos que permitan una comparativa directa de las distintas opciones políticas. La modernización de los formatos de debate y la inclusión de tecnologías avanzadas podrían ser fundamentales para lograr este objetivo.

Es crucial reflexionar sobre nuestros procesos de pensamiento para reafirmar nuestros puntos de vista de manera consciente, evitando caer en la trampa de la disonancia cognitiva y las cámaras de eco. La disonancia cognitiva, concepto introducido por Leon Festinger en los años 50, describe la tensión que experimentamos al mantener creencias contradictorias o al actuar de forma incongruente con ellas. Este fenómeno motiva a las personas a modificar sus actitudes o comportamientos para aliviar esta tensión, lo que a su vez fomenta el sesgo de confirmación. Este sesgo, exacerbado en las redes sociales, nos empuja hacia una polarización al limitar nuestra exposición a opiniones divergentes, gracias a algoritmos que prefieren mostrarnos contenido que coincide con nuestras interacciones previas.

En este contexto de disonancia cognitiva y cámaras de eco, potenciado por el papel dominante de las redes sociales en la conformación de nuestras opiniones sin ofrecer contrapuntos, los debates deberían servir como foros para la introspección y el análisis crítico. Sin embargo, investigaciones de Vincent Pons y Caroline Le Pennec sobre el impacto de los debates televisados en las elecciones desde 1952 sugieren que su efecto en la intención de voto es limitado, quedando opacado por otras fuentes de información y eventos significativos, como se documenta en www.nber.org/papers/w26572.

Por lo tanto, mientras reflexionamos sobre estas dinámicas, nos aproximamos a la realidad de que, independientemente de quién sea percibido como el ganador o perdedor de estos debates, el verdadero veredicto se emitirá el próximo dos de junio. Será entonces cuando cada elector, armado con sus propias perspectivas y preferencias, decidirá en las urnas. ¿Qué opinas al respecto?

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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Trastorno Oposicionista Desafiante

«Cuando un niño da un paso fuera de la línea, necesitamos preguntarnos qué necesidad está tratando de satisfacer.» – Ross W. Greene

Existen múltiples elementos de corte social, psicológico, físico entre otros, que repercuten de manera muy importante en la conducta de las niñas niños y adolescentes a la hora del desarrollo de un trabajo académico en un centro educativo, uno de ellos tiene que ver con algo que se le ha denominado como Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD).

La presencia del TOD en el ámbito escolar plantea desafíos significativos tanto para el entorno educativo como para el hogar. Este trastorno, caracterizado por patrones persistentes de comportamiento desafiante, hostilidad y desobediencia hacia figuras de autoridad, impacta profundamente en el aprendizaje y la interacción social de niños y adolescentes. Su manejo requiere una estrategia integrada que involucre a educadores, padres y profesionales de la salud, poniendo en el centro un enfoque colaborativo y consistente entre la escuela y el hogar.

La importancia de abordar de manera efectiva el TOD radica en su potencial para afectar el desarrollo educativo y social del niño. Sin una intervención adecuada, los comportamientos asociados pueden obstaculizar el proceso de aprendizaje, no solo del estudiante afectado sino también de sus compañeros. Por ello, es esencial que tanto educadores como padres estén equipados con estrategias efectivas para enfrentar este desafío.

En el hogar, es crucial establecer rutinas claras y predecibles, fomentar una comunicación positiva que evite críticas y culpas, y establecer reglas y consecuencias claras y consistentes. El refuerzo de comportamientos positivos, la limitación de situaciones desencadenantes de comportamientos desafiantes y la práctica de estrategias de manejo del enojo son también fundamentales. Estas acciones ayudan a crear un entorno de apoyo que puede influir positivamente en el comportamiento de las niñas, niños y adolescentes.

En la escuela, la colaboración entre padres y docentes es esencial para garantizar una consistencia en el manejo del comportamiento. Las adaptaciones educativas pueden ser necesarias para proporcionar un entorno que favorezca el éxito del estudiante, junto con intervenciones conductuales en el aula que promuevan un comportamiento positivo. La educación y el entrenamiento del personal escolar sobre el TOD son clave para un manejo efectivo de los comportamientos desafiantes, al igual que el fomento del apoyo entre pares y el acceso a servicios de apoyo escolar.

En ambos entornos, la educación sobre el TOD, la consistencia en las expectativas y estrategias de manejo, el enfoque en las fortalezas del niño y el apoyo profesional externo son componentes críticos. Este enfoque holístico no solo atiende las necesidades del niño, sino que también valora y potencia la labor docente y directiva, subrayando la importancia de una detección oportuna y un manejo coordinado del trastorno.

La implementación de estas estrategias requiere de una comprensión profunda y compartida del TOD, así como de un compromiso con la cooperación y la adaptabilidad. Abordar el TOD de manera efectiva es un proceso dinámico que beneficia de la retroalimentación continua y el ajuste de estrategias. Al trabajar juntos, los padres, educadores y profesionales de la salud mental pueden crear un entorno de apoyo que facilite el desarrollo positivo y el éxito académico del niño, mitigando así las potenciales consecuencias negativas a largo plazo. Este esfuerzo conjunto no solo mejora la experiencia educativa del niño afectado por el TOD, sino que también enriquece el ambiente de aprendizaje para todos los estudiantes, destacando la importancia de una atención inclusiva y comprensiva dentro del sistema educativo. Porque la educación, es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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Más allá del Autismo

La diversidad es la única cosa que todos tenemos en común. Celebremos nuestra diferencia.” – Winston Churchill

La comprensión y el reconocimiento de las características únicas de las niñas, niños y adolescentes en el espectro autista constituyen un pilar fundamental para su desarrollo integral y su inclusión efectiva tanto en el ámbito familiar como educativo. A medida que la sociedad avanza hacia una mayor inclusión y aceptación de la diversidad, es imperativo reflexionar sobre la importancia de adaptar nuestros entornos y actitudes para responder adecuadamente a las necesidades de esta población.

El espectro autista abarca una amplia gama de condiciones caracterizadas por desafíos en la comunicación y la interacción social, así como por patrones de comportamiento, intereses o actividades únicos. Reconocer estas características no solo es crucial para entender el mundo desde la perspectiva de la persona con autismo, sino también para identificar estrategias y apoyos específicos que faciliten su aprendizaje y su bienestar.

En la familia, conocer estas características permite crear un ambiente de amor, aceptación y seguridad, donde las niñas, niños y adolescentes se sientan comprendidos y valorados por sus seres queridos. Este entorno de apoyo es esencial para su desarrollo emocional y social, brindándoles la confianza necesaria para explorar el mundo a su alrededor y desarrollar al máximo su potencial.

En el ámbito escolar, una comprensión profunda de las necesidades educativas especiales asociadas al espectro autista es vital para adaptar los métodos de enseñanza y los entornos de aprendizaje. Esto incluye la implementación de estrategias pedagógicas flexibles y personalizadas, el uso de ayudas visuales y tecnológicas, y la promoción de un clima escolar inclusivo y respetuoso. Tales adaptaciones no solo benefician a los estudiantes en el espectro autista, sino que también enriquecen el ambiente educativo para todos, fomentando una cultura de empatía, respeto y solidaridad entre estudiantes y educadores.

Por lo tanto, fomentar la inclusión y la educación sobre el espectro autista en la sociedad es esencial. A través de la difusión de información precisa y la promoción de historias y experiencias personales, podemos desmantelar mitos y estereotipos, promover la aceptación y comprensión, y abogar por políticas y prácticas inclusivas. Esto no solo mejora la calidad de vida de las personas con autismo, sino que también enriquece la comunidad en su conjunto, celebrando la diversidad humana y fomentando una sociedad más justa y compasiva.

En este sentido, el conocimiento y la comprensión de las características de niñas, niños y adolescentes en el espectro autista son fundamentales para su inclusión y éxito en todos los aspectos de la vida. Al abrazar esta diversidad y trabajar juntos hacia la inclusión, podemos asegurar que cada individuo tenga la oportunidad de brillar con luz propia, contribuyendo a una sociedad más rica, más diversa y más empática. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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La dichosa disciplina

«No es el castigo sino la disciplina lo que evita la mala conducta.» — Plutarco

Es frecuente pensar que la labor docente en un centro escolar es algo sencillo y que solo se trata de tener el conocimiento académico de español, matemáticas o ciencia para poder transmitirlo, sin embargo, ello implica mucho más que solo saberlo, implica pararse al frente de un grupo con 20, 30 o más niñas, niños o adolescentes y conocer como desarrollar además estrategias efectivas que favorezcan el aprendizaje.

La labor de educar y mantener la disciplina en entornos familiares y escolares suscita preguntas relevantes sobre el porqué de la dificultad en casa, con un número reducido de hijos, en comparación con un docente que gestiona una cantidad muy importante de estudiantes. La habilidad para mantener la disciplina en la escuela no es una mera casualidad ni un rasgo innato; es el fruto de un profundo entendimiento del desarrollo social, biológico y psicológico de sus estudiantes, complementado con años de experiencia en la práctica.

Así, ser docente es una profesión que exige más que solo conocimientos académicos o la capacidad de dirigir una clase. Es un ejercicio de profesionalismo que abarca el desarrollo y la implementación de estrategias pedagógicas específicas. Estas estrategias incluyen la creación y mantenimiento de normas claras y consistentes, así como la promoción de una comunicación efectiva. La justicia y equidad en la evaluación formativa no solo fomentan un ambiente de aprendizaje justo, sino que también validan el esfuerzo y la dedicación de cada estudiante.

Adoptar una actitud positiva pero firme, ser un modelo a seguir y brindar reconocimiento y refuerzo positivo son aspectos fundamentales que conforman la columna vertebral de la práctica docente. La autoridad de un educador no debe ser sinónimo de temor o resentimiento, sino de respeto y confianza. La capacidad docente para resistirse a las presiones, saber cuándo y cómo decir que «no», y mantener una guía efectiva más que una búsqueda de popularidad son las cualidades que diferencian a un maestro competente de uno ordinario.

La esencia de la profesión docente radica en la capacidad de transmitir seguridad y confianza de manera constante, al establecer un clima de aprendizaje donde sus estudiantes pueden aprender. Este conjunto de «saberes explícitos» que se manejan en la docencia, y que se reflejan en cada decisión tomada dentro del aula, realza la importancia del profesionalismo en la enseñanza. Así, se clarifica que la tarea docente es una vocación altamente especializada, que requirie de un conjunto de habilidades y conocimientos que no son evidentes para todos y que desafían la lamentable noción de que cualquiera puede enseñar. La profesionalidad en la educación es una amalgama de arte, ciencia y humanidad, algo que se perfecciona con la dedicación y el compromiso a lo largo de una carrera dedicada al servicio de la enseñanza y el aprendizaje. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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Liderazgo y gestión

“Gestión es hacer que las cosas sucedan”. Bernardo Blejmar

Como sociedad pocas veces nos detenemos a pensar sobre aquello que hace que una institución educativa logre aquello para lo cual está diseñada y no me refiero necesariamente a la infraestructura, los premios que ha ganado o la excelencia de sus grupos depresentativos, sino al logro de los aprendizajes de sus estudiantes.

Los nuevos tiempos han traído consigo una serie de cambios significativos en el ámbito educativo, incluyendo la actualización de los Libros de Texto y de los Planes y Programas de estudio. Sin embargo, un aspecto que ha recibido menos atención por parte de la sociedad pero que es fundamental para el éxito de la conducción de las instituciones educativas, es lo que tiene que ver con la gestión escolar. Se subraya la importancia de liderar y organizar de manera efectiva el colectivo docente y los recursos disponibles, con el fin de enfrentar los desafíos cotidianos y mejorar los resultados de aprendizaje de estudiantes.

La gestión escolar, según se define en los nuevos documentos oficiales, no es simplemente una tarea administrativa. Se trata de un proceso continuo y sistemático que implica diseñar y ejecutar diversas acciones de forma coordinada, acompañar su desarrollo, y monitorear su progreso con la participación activa de toda la comunidad educativa. Esto requiere una comprensión profunda de las dinámicas de funcionamiento de la escuela para asegurar que la gestión sea relevante y efectiva en su contexto específico.

Para lograr que «las cosas sucedan» en este nuevo rol, se sugieren una serie de estrategias prácticas: conocer en profundidad las formas de organización de la escuela, gestionar la mejora de las prácticas docentes, promover un ambiente de trabajo que favorezca la enseñanza y el aprendizaje, reflexionar sobre la propia práctica para identificar áreas de mejora, incentivar el apoyo y la retroalimentación entre docentes, acompañar el trabajo pedagógico, diseñar actividades que resalten la importancia de los aprendizajes de los estudiantes, y fomentar la participación de las familias en el proceso educativo.

El nuevo enfoque destaca por su énfasis en la colaboración, la reflexión continua y la participación comunitaria. Se reconoce que el liderazgo directivo no solo es crucial para la implementación efectiva de las políticas educativas, sino también para la creación de un entorno de aprendizaje en el que todos sus estudiantes puedan prosperar. Al centrar sus objetivos en el desarrollo de acciones que promueven y fortalecen el aprendizaje, se busca transformar la educación desde sus cimientos, asegurando que sea inclusiva, equitativa y de una mejora continua.

Así, el trabajo directivo es un componente esencial en la búsqueda de una mejor educación. La apuesta es integrar a la comunidad educativa en su conjunto, vinclularla con la realidad institucional, demostrando que el éxito educativo depende tanto de la calidad de la enseñanza y el aprendizaje en el aula, como de la gestión y liderazgo que los hacen posibles. Porque la educación, es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

Docente de la Universidad Regional del Norte

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Hacia un sistema nacional de cuidados

«El cuidado de los seres humanos no puede ser una mercancía. Es una obligación social y debe ser tratado como tal.» – Michael Sandel

El reciente planteamiento sobre la creación de un Sistema de Cuidados representa un avance significativo en el reconocimiento del trabajo de cuidado no remunerado y habitualmente invisible que sostiene la base de nuestra sociedad. Este tipo de trabajo, que incluye cuidar a los más pequeños, a las personas con discapacidad, y a los adultos mayores, entre otros, es fundamental para el bienestar social y económico de cualquier nación. Sin embargo, a menudo se lleva a cabo sin una compensación adecuada o reconocimiento formal.

Contar con un sistema de cuidados bien estructurado y financiado es crucial porque reconoce y valora oficialmente la labor de cuidado como una contribución esencial al conjunto de la sociedad. Esto no solo mejora la calidad de vida de las personas que reciben cuidados, sino que también apoya a los cuidadores, quienes frecuentemente sacrifican su tiempo, recursos y oportunidades laborales y educativas para proporcionar esta atención.

La falta de presupuesto es un obstáculo importante en la implementación de políticas públicas eficaces. Sin la asignación de recursos financieros, las buenas intenciones expresadas en la ley corren el riesgo de quedarse en el papel y no convertirse en acciones concretas que mejoren la vida de las personas. El financiamiento adecuado permitiría que se establezcan programas de capacitación para cuidadores, se otorguen certificaciones que validen y dignifiquen su labor, y se garantice la seguridad social que merecen.

Además, es necesario que las políticas públicas en este ámbito promuevan la equidad de género. Históricamente, las tareas de cuidado han recaído principalmente en mujeres, lo que ha contribuido a la desigualdad económica y social de género. Un sistema de cuidados con financiamiento adecuado y políticas bien estructuradas puede corregir este desequilibrio y apoyar la participación equitativa de todos los géneros en el mercado laboral y en la esfera del cuidado.

Por lo tanto, la implementación de un sistema de cuidados es un paso fundamental hacia una sociedad más justa y equitativa. Un sistema bien financiado y con políticas públicas robustas puede asegurar que quienes llevan a cabo el cuidado reciban el apoyo que necesitan y merecen, y que quienes requieren cuidado reciban servicios de alta calidad. Es una inversión en la dignidad humana y el desarrollo socioeconómico que beneficia a todos.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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Maestra, madre, alumna, directora… Mujer

“No soy libre mientras cualquier mujer sea esclava, incluso cuando sus cadenas sean muy diferentes a las mías”. Audre Lorde

El 8 de marzo, día en que se conmemora (que no festeja) el Día Internacional de la Mujer, nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre los múltiples roles que las mujeres desempeñan en la educación y cómo, a través de estos, contribuyen significativamente al desarrollo de una sociedad más igualitaria y justa. En este ámbito, las mujeres asumen una variedad de responsabilidades como madres, trabajadoras, docentes, directivas, supervisoras, asesoras técnico pedagógicas, funcionarias, alumnas, entre otras, todas las cuales son esenciales para el avance educativo y social.

Las mujeres en la educación son pilares fundamentales que sostienen y fomentan el crecimiento intelectual y emocional de las generaciones futuras. Como docentes y educadoras, modelan valores, inspiran curiosidad y fomentan un pensamiento crítico que desafía las normas y estereotipos de género arraigados. Su influencia va más allá del aula; es una fuerza transformadora que puede cambiar percepciones, actitudes y estructuras sociales.

Sin embargo, a pesar de su papel crucial, las mujeres en la educación enfrentan desafíos ancestrales que limitan su potencial y menoscaban su contribución. La brecha de género en posiciones, desigualdad, y la violencia de género son barreras persistentes que impiden que las mujeres alcancen su pleno potencial en el sector educativo. Estos obstáculos no solo afectan a las mujeres individualmente, sino que también tienen un impacto negativo en la calidad de la educación y en el desarrollo social en general.

La superación de estos retos requiere un enfoque multifacético que incluya políticas públicas inclusivas, programas de apoyo, y una reevaluación constante de las prácticas y estructuras institucionales para garantizar que promuevan la igualdad. Es imperativo que se reconozca y valore el trabajo de las mujeres en la educación, no solo como un derecho fundamental, sino como una necesidad crítica para el avance de nuestras sociedades.

Además, es fundamental abordar y desmantelar los estereotipos de género que limitan las oportunidades educativas y profesionales para las mujeres y las niñas. La educación debe ser una herramienta de empoderamiento que permita a todas las personas, independientemente de su género, explorar y desarrollar sus capacidades plenamente. Esto implica revisar los currículos, promover modelos a seguir que desafíen las normas de género y fomentar un ambiente de aprendizaje inclusivo y respetuoso.

El avance hacia una sociedad más igualitaria se logra no solo reconociendo los desafíos que enfrentan las mujeres en la educación, sino también celebrando sus logros y contribuciones. Es esencial alentar y apoyar la participación activa de las mujeres en todos los niveles del sistema educativo, desde el aula hasta las posiciones de toma de decisiones.

Así, mientras conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, reflexionemos sobre el papel vital que juegan las mujeres en la educación y reconozcamos que la igualdad en este sector no es solo un objetivo en sí mismo, sino también un medio indispensable para construir sociedades más justas, inclusivas y prósperas. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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Un entorno para los aprendizajes

«Los mejores entornos de aprendizaje permiten a las personas explorar y descubrir sus pasiones y fortalezas”. Ken Robinson

El desarrollo de los aprendizajes esperados en niñas, niños y adolescentes es un proceso complejo que requiere una planificación cuidadosa y una estructura que permita abordar los desafíos educativos de manera efectiva. El programa analítico por escuela representa un marco estructural esencial en este sentido.

La importancia de este programa radica en su capacidad de ajustarse a las necesidades y contextos específicos de cada centro educativo. Al tomar en cuenta las condiciones académicas únicas y las realidades socioeducativas de los estudiantes, los docentes pueden diseñar estrategias de enseñanza más personalizadas y efectivas. Esto es crucial ya que la educación no es un proceso de talla única, y lo que funciona en una escuela puede no ser aplicable en otra.

El programa analítico por escuela favorece el logro académico al permitir que los docentes identifiquen y jerarquicen los problemas y situaciones específicas a abordar. Al trabajar a través de planes contextualizados y basados en proyectos, los estudiantes pueden involucrarse en su aprendizaje de una manera significativa, aplicando sus conocimientos a situaciones reales y pertinentes a su entorno. Esto no solo mejora la retención de la información, sino que también desarrolla habilidades críticas de pensamiento y resolución de problemas.

Además, la formulación del programa analítico permite la integración de diferentes métodos y enfoques pedagógicos, asegurando que los ejes curriculares sean abordados de manera integrada y coherente. Esto ayuda a construir una experiencia educativa continua y consolidada que refuerza los aprendizajes y facilita la comprensión holística de los temas tratados.

La evaluación formativa es otro aspecto beneficiado por este enfoque. Al alinearse con un programa que es específico para la escuela y sus estudiantes, los métodos de evaluación pueden ser más directamente relevantes para los objetivos de aprendizaje, proporcionando retroalimentación más precisa y útil tanto para estudiantes como para personal docente y directivo.

Así, la conformación de un marco estructural a través del programa analítico por escuela es un paso fundamental hacia la mejora de la calidad educativa. Permite a docentes ser más ágiles y receptivos a las necesidades de sus estudiantes y garantiza que la educación sea relevante, aplicable y profundamente arraigada en el contexto socioeducativo en el que se imparte. Por otra parte, permite al personal directivo tener mayores elementos de conocimiento para orientar los esfuerzos de gestión en pro de las necesidades reales detectadas tanto al interior de las aulas de su centro escolar, como de las necesidades desde la propia comunidad, que es la realidad de sus estudiantes. En última instancia, esto puede aumentar significativamente el logro académico y equipar a las niñas, niños y adolescentes con las habilidades y conocimientos necesarios para tener éxito en sus futuros académicos y profesionales. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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El acompañamiento pedagógico

«La calidad de un sistema educativo no puede exceder la calidad de sus docentes, y la calidad de los docentes no puede exceder la calidad de su liderazgo.» Michael Fullan

En el ámbito educativo, la creación de condiciones óptimas para el aprendizaje es un proceso complejo y estructurado, que va más allá del aula y se extiende hasta la dirección de la institución. Aunque es ampliamente reconocido el papel crucial que juegan los docentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que quizás no sea tan evidente es el impacto significativo que tiene la dirección escolar. Este rol es fundamental, pues contribuye sustancialmente a la variabilidad en el aprendizaje de estudiantes, siendo un pilar en la construcción de un entorno educativo favorable.

El liderazgo efectivo para el aprendizaje que se ejerce desde la dirección escolar encapsula una serie de elementos clave. Entre ellos, el liderazgo pedagógico se destaca como la capacidad de inspirar y guiar a los docentes hacia la mejora continua de sus prácticas pedagógicas, creando un ambiente de aprendizaje que sea tanto positivo como eficaz para los estudiantes. Esto se complementa con un profundo entendimiento de los principios pedagógicos, teorías de aprendizaje, currículo y metodologías de enseñanza innovadoras, lo cual es esencial para brindar orientación y apoyo efectivos.

Otro aspecto importante es la comunicación efectiva, permitiendo el intercambio claro y constructivo de ideas, así como la provisión de retroalimentación que motive y oriente el desarrollo profesional de los docentes. La empatía y sensibilidad hacia las necesidades y desafíos de docentes son igualmente importantes, ofreciendo un apoyo que sea personalizado y considerado.

Fomentar la reflexión crítica sobre la práctica docente es crucial, ya que ayuda a los educadores a identificar áreas de mejora y a buscar soluciones innovadoras a los desafíos que enfrentan. Esto se acompaña de una habilidad para gestionar y liderar el cambio dentro de la institución, promoviendo la adaptación a nuevas metodologías, tecnologías y enfoques pedagógicos que optimicen el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por otra parte, el compromiso con el desarrollo profesional continuo, tanto personal como del equipo docente, subraya la importancia de la formación continua y el intercambio de conocimientos y recursos. Este aspecto se ve reforzado por la promoción de la colaboración y el trabajo en equipo, creando un ambiente donde se comparten prácticas exitosas y se abordan los problemas de manera colectiva.

Un aspecto que no se debe de dejar pasar, es la visión estratégica y la capacidad para planificar pues son indispensables, al establecer objetivos claros y realistas que guíen el trabajo docente hacia el logro de metas pedagógicas definidas. Además, la implementación de sistemas de evaluación y seguimiento es esencial para medir el impacto del acompañamiento pedagógico y realizar los ajustes necesarios para mantener el proceso de enseñanza-aprendizaje en el camino correcto.

Al desarrollar estos aspectos, se promueve un mayor compromiso del colectivo docente y se facilita una evolución hacia una dirección escolar centrada en el aprendizaje. Este enfoque no solo mejora la calidad educativa, sino que también prepara a estudiantes para enfrentar los desafíos futuros con confianza y habilidad, redefiniendo la actividad educativa para colocar el aprendizaje en el centro de todo esfuerzo educativo. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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El necesario pensamiento crítico 

“La esencia de la educación crítica radica en fomentar el cuestionamiento, más que en la mera transmisión de conocimientos.” – Paulo Freire

En un mundo cada vez más inundado por la información y, lamentablemente, por la desinformación, se vuelve crucial fomentar el pensamiento crítico desde las primeras etapas de la educación. Este enfoque no solo prepara a niñas, niños y adolescentes para discernir entre lo verdadero y lo falso, sino que también los dota de herramientas para navegar en un entorno mediático donde las «fake news», los intereses políticos ocultos y los mensajes subliminales buscan influir constantemente en su percepción de la realidad.

El pensamiento crítico, lejos de ser una habilidad innata, se construye y se nutre tanto en el hogar como en la escuela, mediante un esfuerzo consciente y deliberado. Sin embargo, alcanzar este objetivo es un desafío complejo que va más allá de la simple implementación de programas de estudio convencionales. Requiere de una educación que fomente la curiosidad, la indagación y el cuestionamiento constante.

Una de las estrategias para promover el pensamiento crítico es alentar a estudiantes a trascender las preguntas de respuesta única, invitándolos a explorar interrogantes abiertas que estimulen la reflexión y permitan la construcción de conocimiento desde perspectivas personales y, a veces, inusuales. En este sentido, es fundamental evitar la burla o el desdén hacia respuestas que puedan parecer atípicas, ya que tales actitudes desincentivan la innovación y el pensamiento original.

El fomento de debates y discusiones en clase es otro pilar esencial, ya que estos espacios permiten confrontar y valorar diferentes puntos de vista, desarrollando así un respeto profundo por la diversidad de opiniones. Esta práctica no solo enriquece el conocimiento individual, sino que también les prepara para participar de manera constructiva en una sociedad democrática.

La educación crítica debe incluir también el análisis de textos, la resolución de problemas y el fomento del pensamiento lateral, a través de actividades como rompecabezas, acertijos y juegos que impliquen un razonamiento lógico. Estas herramientas pedagógicas contribuyen a desarrollar una mente ágil y flexible, capaz de abordar desafíos desde múltiples ángulos.

Otro aspecto crucial es enseñarles a cuestionar y analizar críticamente el contenido mediático. Comparar la información presentada en los medios con datos verificables y considerar perspectivas alternativas son habilidades clave para entender la complejidad de los asuntos sociales y políticos.

La participación en proyectos de investigación desde edades tempranas es igualmente importante, ya que promueve el conocimiento profundo de los temas de estudio, el cuestionamiento de paradigmas establecidos y el desarrollo de una reflexión metacognitiva sobre el propio proceso de aprendizaje.

Para lograr estos objetivos, es imprescindible crear entornos educativos que valoren y promuevan el intercambio de ideas, el respeto mutuo y la capacidad de análisis crítico. De esta manera, se preparará a las futuras generaciones para enfrentar los retos de una sociedad cada vez más compleja, alejándoles de los efectos nocivos de una comunicación manipulada por intereses mercantiles, políticos y financieros. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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manuelnavarrow@gmail.com