Trabajo cooperativo en la escuela

En un centro escolar, la participación y colaboración de todos los actores involucrados son fundamentales para el desarrollo integral de los estudiantes. Aunque no es normal ni deseable, algunos centros educativos, trabajan bajo el esquema de la “cartera de huevo”, porque a pesar de que todo el personal trabaja en el mismo centro, cada uno lo hace de manera individual, sin generar una participación ni promoverla, ya sea al interior del centro escolar ni con estudiantes y sus familias a manera de un conjunto con una sólida coordinación de acciones. Esto representa un problema.

El trabajo cooperativo, entendido como un marco de organización que promueve la colaboración y el compromiso de todo el personal docente, estudiantes y familias, ofrece numerosas ventajas en el contexto educativo. Así, las ventajas del trabajo cooperativo como modelo de organización en un centro escolar, destaca su impacto positivo en el aprendizaje de estudiantes, así como el fortalecimiento de la comunidad educativa en su conjunto.

Como marco de organización el trabajo cooperativo fomenta, además, la comunicación fluida y efectiva entre el personal docente y los padres de familia. A través de reuniones regulares, grupos de trabajo y canales de comunicación abiertos, se establece un diálogo constante que permite compartir información relevante sobre el progreso académico y emocional de los estudiantes. Esta comunicación fortalece la relación entre las partes interesadas, facilita la coordinación de esfuerzos y contribuye a una mayor alineación entre el hogar y la escuela en beneficio de los estudiantes.

Un aspecto importante, es que el trabajo cooperativo involucra activamente a los padres de familia en el proceso educativo de sus hijos. Al ser considerados como parte integral de la comunidad escolar, se les brinda la oportunidad de contribuir con sus conocimientos, habilidades y experiencias en beneficio de estudiantes. Esto promueve un mayor sentido de pertenencia y empoderamiento, ya que los padres se sienten valorados y reconocidos como parte en la educación de sus hijos. Su participación en actividades escolares, proyectos conjuntos y decisiones importantes fortalece la relación hogar-escuela y crea un entorno de apoyo mutuo.

Además, el trabajo cooperativo facilita el intercambio de experiencias y buenas prácticas entre el personal docente y familias. A través de la colaboración en proyectos y actividades, se generan espacios para compartir ideas, estrategias pedagógicas exitosas y enfoques innovadores. Esto enriquece la labor educativa, promoviendo la mejora continua y el crecimiento profesional tanto de los docentes como de las familias. El intercambio de conocimientos y la retroalimentación constante permiten implementar e impulsar nuevas estrategias educativas que beneficien el desarrollo de estudiantes.

Finalmente, al hacerlo así, se establece una red de apoyo en la cual se comparten preocupaciones, se brinda orientación y se promueve el bienestar de los miembros de la comunidad. El trabajo cooperativo permite identificar y abordar de manera conjunta situaciones difíciles, promoviendo un ambiente seguro y acogedor donde los estudiantes sienten, además, un sólido respaldo.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

Doctor en Gerencia Pública y Política Social

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Aprendizaje organizacional 

Las escuelas son organizaciones inteligentes con capacidad de aprender de su contexto, de sus errores, de las personas que la conforman y con ello, la calidad, actualización, enfoque, interés y capacidad de reacción de autoridades, docentes, personal administrativo y familias que reconstruyen día a día el potencial de desarrollo que le es significativo para la realización de la tarea que tienen encomendada: el aprendizaje.

Es importante entender qué es el aprendizaje organizacional es, en pocas palabras, el proceso mediante el cual una organización, en este caso, una escuela, adquiere y utiliza nuevos conocimientos, habilidades y prácticas para mejorar su desempeño y adaptarse a los cambios.

El aprendizaje organizacional es esencial en el ámbito educativo. Las escuelas son contextos muy dinámicos, donde repetidamente se presentan desafíos y oportunidades de mejora. Mediante el aprendizaje organizacional, directivos, docentes y el personal escolar pueden reflexionar, colaborar, tomar acciones y sobre todo decisiones para promover la mejora educativa.

Ser conscientes del aprendizaje organizacional es fomentar una cultura de aprendizaje, donde la búsqueda de conocimiento y el crecimiento constante se convierten en la norma. Además, fortalece la capacidad de adaptación frente a los cambios curriculares, pedagógicos y tecnológicos. También el mejorar la enseñanza y el aprendizaje al promover una actualización y aplicación de buenas prácticas, de aquellas que funcionan, para ese momento, para esa circunstancia y con esas condiciones.

Para promover el aprendizaje organizacional al interior del centro educativo existen diferentes estrategias. En primer lugar, es fundamental fomentar una cultura de colaboración y de compartir conocimientos, donde directivos, docentes y personal puedan intercambiar experiencias y aprendizajes. Además, se deben establecer, intencionalmente, espacios de reflexión y análisis, como lo es el consejo técnico, los grupos de estudio o las comunidades de práctica. En este sentido, el liderazgo educativo desempeña un papel crucial al proporcionar de la organización, recursos, tiempo y apoyo para el desarrollo profesional del equipo.

Algunos ejemplos de buenas prácticas de aprendizaje organizacional en las escuelas pueden incluir la implementación de programas de mentoría y apoyo entre docentes, la participación en conferencias y cursos de desarrollo profesional, la realización de investigaciones colaborativas sobre mejores enfoques pedagógicos, la elaboración conjunta de la agenda anual, la resolución de conflictos y la adopción de tecnologías educativas innovadoras para la mejora.

En resumen, el aprendizaje organizacional es un pilar fundamental para el crecimiento educativo en las escuelas. Al fomentar una cultura de aprendizaje, adaptación y mejora continua, las instituciones educativas pueden enfrentar de mejor manera los retos del siglo XXI y proporcionar una mejor educación. Hay que tener siempre presente esa maravillosa frase de Séneca “Docendo discimus” que significa «enseñando, aprendemos», ya que solo juntos podemos impulsar el cambio y la mejora permanente de nuestro centro educativo.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

Doctor en Gerencia Pública y Política Social

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Organización escolar para el aprendizaje

Probablemente Usted, si no trabaja en una institución educativa o no tiene familiar cercano que lo haga, el interior de un centro escolar sea un espacio poco conocido o tal vez lo que la experiencia de tener a sus hijos en la escuela le haya dejado en alguna actividad o al ayudar en algunas de las tareas escolares.

Por lo regular, cuando platicamos sobre una escuela, en la que deseamos para nuestros hijos, normalmente se piensa en mucho de lo que el centro educativo comparte hacia su exterior, así, nos gusta que esa escuela gane el primer lugar en los eventos deportivos, que obtenga el mejor promedio en algún examen estatal o nacional, en la Olimpiada del Conocimiento, o nos fijemos si se ganaron muchos premios en los eventos culturales de zona o región.

No obstante, múltiples estudios internacionales dedican un amplio contenido a la importancia de la organización escolar en el aprendizaje de las niñas, niños, y adolescentes destacando primordialmente que el foco que esté centrado en el aprendizaje por encima de todas las decisiones que se tomen.

En este sentido, aspectos como la forma en que se aplique la disciplina (punitiva o para el aprendizaje), la evaluación (para pasar el examen o para el crecimiento), las interacciones del personal (lo “llevado” o respetuoso), la manera en que vive la inclusión (abierta o selectiva), la importancia de la persona (en lo individual o en lo colectivo), la forma en que se construye el reglamento de convivencia (vertical o consensuado), entre otros muchos ejemplos más, habrán de ser clave para la generación del clima institucional que a su vez se reflejará en el clima del aula, que es en sí el factor de mayor importancia para el aprendizaje.

Así, se han desarrollado múltiples formatos de organización como el caso de las Comunidades de Aprendizaje o las Escuelas Efectivas, así como estudios que confirman como el Informe McKinsey o el estudio de escuelas con resultados destacables en siete países latinoamericanos por parte de la UNESCO, que dan por descontados aspectos fundamentales al interior del centro educativo que obtiene excelentes resultados: el liderazgo, la organización escolar y los procesos al interior del aula.

Por ello, para favorecer el aprendizaje, se requiere que, al interior de la organización del centro educativo, se ponga en primer lugar el factor del aprendizaje como aspecto a tratar al interior de la comunidad educativa. 

Concentrar todos los esfuerzos para conocer que más allá de las indicaciones que se reciban por parte de las autoridades aún y con toda la buena intención, sepan que es su contexto, es su experiencia, su relación con sus estudiantes y familias lo que hace que las decisiones que se tomen al interior de la escuela valgan la pena y la audacia para enfrentar las situaciones y retos tanto internos como externos que sin duda alguna aparecen a cada instante.

Construir juntos un centro educativo es lo que marca la diferencia, pero entender que una escuela vive para hacer efectivo el derecho a la educación y del aprendizaje de calidad consagrada en la Constitución por parte de sus estudiantes es la clave de un centro educativo con resultados destacables.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

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Ser docente en México 

Este 15 de mayo se celebra al magisterio nacional y con ello, mis felicitaciones para quienes, con la vocación, demuestran que vale la pena seguir adelante con sus sueños a pesar de las circunstancias que rodean la profesión que a la vez es la semilla del resto de las profesiones. 

La docencia llena, satisface y motiva en el ejercicio mismo, sin embargo, en derredor de esta, por ser una actividad que trabaja con lo más importante de las familias, también es compleja y en muchas ocasiones poco comprendida.

De acuerdo con datos el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) uno de cada dos niñas, niños y adolescentes (NNA) se encuentra en situación de pobreza, y muchas personas se preguntarán ¿Y eso qué tiene que ver? Pues mucho. La Escuela Pública, atiende a la población más humilde del país, y ser pobre no es un pecado, pero eso no solo significa tener mayores carencias en cuanto a vivienda, vestido, alimentación y demás satisfactores básicos, sino que, implica que vivir en esas circunstancias, detonan condiciones que hacen más difícil no solo el aprendizaje, sino todas las condiciones de vida en su conjunto.

Como son peores sus condiciones, pueden experimentar un menor tiempo de atención de sus padres, atención médica inadecuada, baja autoestima, indefensión aprendida, participación en culturas de resistencia, trabajo infantil, menor seguimiento escolar, poco acceso a la lectura, mayor hacinamiento, familias extendidas, posible abuso, ambientes domésticos poco estimulantes, exposición a toxinas antes del nacimiento de madres que fumaron o bebieron durante el embarazo, parto prematuro, mala nutrición, pintura a base de plomo en el hogar, agua de baja calidad, menores condiciones de higiene entre otras muchas situaciones.

Dado que el crecimiento y el aprendizaje tiene como cimiento el desarrollo Neurológico y este necesita la seguridad y certeza del bienestar en el hogar para conducir a los siguientes elementos emocionales del cerebro que le apoyan en aspectos tan claves como las emociones que a su vez conducen para que, en el futuro, se convierta en una persona que lógicamente actúe entre lo que piensa, lo que razona y actúa en la misma dirección, entonces podremos entender las dificultades en el proceso de enseñanza – aprendizaje a las que se enfrenta el magisterio en su día a día. 

Todo ello representa retos al personal docente en cuanto a la visión e integración en el contexto, la comunicación con las familias, la falta de apoyo en las actividades de aprendizaje, así como en la complejidad en el desarrollo de sus actividades, a lo que hay que añadir otro tipo de factores externos como lo es el cambio permanente de planes y programas, la sobrecarga administrativa,  la dificultad para acceder a estímulos y asensos, el ser una de las carreras peor pagadas , y por supuesto la lenta pero progresiva y drástica disminución de las vacaciones en los últimos años a pesar de ser una actividad de profundo desgaste mental.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

Doctor en Gerencia Pública y Política Social

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Confiar en la escuela 

Existe en el mundo, con respecto a las políticas públicas que se implementan en el sector educativo, muy diferentes medidas que son producto de la idiosincrasia, cosmovisión, historia, cultura, valores y principios que se definen al interior de los ministerios educación de los diferentes países, sin embargo, hay ciertas decisiones que por su contenido, presentan ciertas similitudes y grados de aplicación, también acorde a la manera en que se tiene el concepto de educación por parte de quienes toman las decisiones que impactan en gran medida a los centros educativos de su territorio.

Por ello, resulta muy importante valorar el grado y la intención de la aplicación de determinadas políticas públicas, puesto que al momento en que se implementan o se dejan de lado, tienen un fuerte impacto en el sistema de comunicación y efecto bidireccional que trasciende en cada una de las más de un cuarto de millón de centros escolares que hay en México y que apoyan o no para el fin último de su tarea, que es el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes (NNA), por lo que dichas decisiones deben de tener eso en mente para que puedan ser acordes a las necesidades que se implementen luego en la escuela.

Así, un ejemplo claro de ello, es lo que en el mundo de las políticas educativas se ha denominado como la gestión centrada en la escuela, que, de acuerdo con Claudia Santizo (2012) se basa en un principio que señala que las comunidades escolares poseen información adecuada para seleccionar entre varias opciones aquellas que atiendan mejor los problemas que enfrentan y va desde el extremo en aquellos países que dejan en el centro escolar todas las decisiones educativas, como lo son los planes y programas de estudio, la contratación y la utilización de sus recursos económicos y humanos, la decisión del uso de libros de texto, así como el manejo de sus factores internos del manejo y control de la regulación de las condiciones de aprendizaje en sus aulas, hasta aquellos países que tienen centralizadas este tipo de decisiones y la escuela solo se convierte en una suerte de “maquila” en donde sólo se deja una mínima parte de las decisiones de política en materia educativa.

El caso mexicano, presenta ciertas variantes de dicho concepto, sin embargo, con una mayor inclinación hacia las decisiones centralizadas en donde la escuela como centro de las disposiciones para el aprendizaje en el contexto de su ubicación y relaciones tiene muy poco margen de operación para la transformación y/o aplicación en el marco de su contexto. 

Por ello, hace falta recordar una y otra vez, que las y los profesionales de la educación, cursaron estudios de educación superior orientados precisamente para tomar las mejores decisiones en lo que tiene que ver con el aprendizaje. Así, sin perder la posibilidad o necesidad de regulación normativa, es conveniente migrar las decisiones hacia una mayor confianza en los centros educativos, en sus decisiones, en mirarlas en la justa dimensión de la profesión que representan y entender que las decisiones centralizadas, por muy bien intencionadas que sean, jamás tendrán el conocimiento, pulso y vinculación con el entorno de cada centro educativo.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

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Atienda las señales tempranas

La agilidad y velocidad con el que se vive la realidad hoy en día, además del excesivo uso de los medios tecnológicos individualizados al interior del hogar hace que sea complejo dedicar tiempo a los aspectos realmente importante de nuestra casa, como lo es la convivencia en familia, la formación de los hijos, la relación con la escuela y otros aspectos igualmente significativos y trascendentes.

Así, dejamos en la escuela prácticamente toda la responsabilidad, atención y posibilidad de actuar en pro del desarrollo de nuestras niñas, niños y adolescentes, olvidando que en casa se tiene no solo el mayor ejemplo, sino el mayor peso sobre quienes están en proceso de formación en el hogar, y no solo eso, sino que prácticamente se reduce la comunicación con la escuela a las muchas veces “molestas” entrega de boletas cada dos meses en el mejor de los casos.

Este tipo de aspectos, entre otros, hacen que se olviden aspectos elementales que en mucho tienen que ver para establecer una verdadera coordinación en lo que tiene que ver con la formación de la futura personalidad y entender que en cada una de las acciones de vinculación que hacemos, estaremos aportando un granito de arena para su desarrollo.

Desde aspectos tan elementales como la conversación al salir de la escuela para conocer los aspectos más importantes que le sucedieron, apreciar la manera en que lo dice y el rostro que pone, el valorar frecuentemente el interior de la mochila y/o útiles escolares, preguntar sobre las tareas, la exposición, la visita y conocer realmente lo que se está haciendo en el aula representa un fuerte aliado no solo para colaborar, sino para formar un mejor lazo de comunicación familiar.

De igual manera, hay que recordar que muchas de las situaciones que llevan a nuestras y nuestros hijos por el camino del acoso, bullying, trastornos de salud mental o incluso a pensar en el suicidio, se originan en el día a día y las advertencias se pueden apreciar desde esos preciosos momentos en los que se encuentra en crecimiento y para el docente puede ser complejo el apreciar señales individuales en aulas que, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) son las de mayor concentración de estudiantes de dicha organización en el mundo.

Por ello, resulta especialmente importante su atención sobre cualquier seña física, como es el caso de moretones, golpes, raspones, o mentales, como lo puede ser la tristeza, el llanto o enojo por motivos incomprensibles o aquellos aspectos que resultan poco frecuentes deben de ser motivo para una charla con su docente y ver si se puede trabajar en conjunto para la mejora en el proceso de formación.

Así, recuerde que en sus manos está el tiempo que pasan en los videojuegos o en la televisión, el preguntar por la tarea, apoyarle para hacer su maqueta, preparar su exposición o ir con él para ver el sitio natural, cultural o histórico que coincide con lo que están viendo en clase y tenga mayores elementos para participar y con ello fomentar una mayor seguridad y apoyo en ese que mañana habrá de ser el resultado de lo que hoy precisamente decida sobre su vida.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

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¿El problema es la escuela?

Existe en nuestra sociedad, una creencia muy acentuada, en donde se percibe que es la escuela el único lugar en donde se pueden resolver los problemas sociales que enfrentamos, así, aparte de los cientos de contenidos de las diferentes asignaturas, día a día se le asignan nuevos programas adicionales “innovadores” que regularmente vienen de personas con “buenas intenciones” pero que tiene poca o nula formación como profesionales de la Educación.

Así, en los últimos tiempos, hemos visto cargas “adicionales” al ya de por si sobrecargado y siempre inalcanzable plan de estudios, programas para el fomento de la paz, reducción de la violencia, finanzas personales, cuidado del medio ambiente, vida saludable, lectura, apoyo a la ciencia, inclusión, olimpiada del conocimiento, convivencia escolar, y súmele los que le gusten de los casi 100 que existen actualmente y que no son seleccionados por el centro escolar con base en su contexto, sino que vienen desde “arriba” con la indicación de llevarse a cabo y “hacer un espacio” porque la autoridad en turno dice que es “muy importante” y que hay que atacar tal o cual problema.

El problema por supuesto no son las buenas intenciones, ni tampoco que todos los sectores “vean con buenos ojos” integrar en las escuelas más y más programas adicionales a los planes de estudio, el problema es muy sencillo, que siempre llegan sin recursos adicionales, y quieren que sea el personal docente quien lo desarrolle “de preferencia” sin afectar las clases de los niños, porque eso si “el derecho a la educación de las niñas, niños y adolescentes es sagrado”.

Lo muy interesante es ver que las acciones de política pública por parte de las autoridades sean consistentes con el discurso que se hace sobre la educación, por ejemplo, hace al menos tres décadas, existía en las escuelas secundarias, personal formado en atención psicopedagógica por Profesionales de Orientación educativa y en atención socio económica por parte de Profesionales del Trabajo Social por cada grado, lo cual permitía contar con una atención más personalizada, sin embargo, por cuestiones “administrativas y de plantilla” se fueron reduciendo hasta dejar, en el mejor de los casos un profesional de cada tipo “por escuela” por lo que no nos debe de alarmar los resultados que ahora podemos apreciar tanto en la escuela como fuera de ella en el incremento de casos de acoso, bullying, violencias, etc. Ah, pero eso sí, nos preguntamos exaltados, pero ¿qué es lo que está pasando con la escuela?, ¿qué están haciendo los maestros?, que para eso se les paga, de ahí que a cada instante lleguen “novedosas” iniciativas para hacer más, pero “con lo mismo”, es decir, con las uñas.

No, es momento de hacer un alto en el camino y reflexionar seriamente que en la escuela se va a aprender, que hay un enorme plan de estudios que llevar a cabo, que todo ello es muy importante y que si se quiere llevar “innovaciones” de gente “bien intencionada” pero poco sabedora de los procesos educativos, se lleve también a la escuela a personal capacitado y calificado para ponerlos en práctica, con un presupuesto suficiente y que se permita al personal docente hacer lo que tiene que hacer académicamente hablando.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

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Un siglo de Misiones Culturales

El 3 de octubre de 1921 con la visión del hasta entonces Rector de la Universidad Nacional, el Licenciado José Vasconcelos Calderón surge en México la Secretaría de Educación Pública con un proyecto completamente diferente, con el deseo de hacer realidad el sueño de la Revolución Mexicana y con un amplio bagaje de proyectos para llevar la educación y la justicia social a los rincones más escondidos de nuestro país.

Apenas un par de años después, en 1923, en el pueblo de Zacualtipán, Hidalgo, se instala la primera Misión Cultural, espacio desde donde posteriormente se habrían de multiplicar y extender a lo largo y ancho de toda la República Mexicana, cuyo proyecto central fue ampliamente avalado y respaldado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y ha sido responsable de alfabetizar a millones de personas a lo largo de su primer siglo de vida que se cumple en este año.

Hablar de las Misiones Culturales es abrir un vínculo del presente hacia nuestras raíces, hacia la esencia de lo que nos hemos planteado históricamente como reto, y desde donde aquel anhelo de equidad, transformación y desarrollo de los lugares más vulnerables sigue vigente a pesar de la lucha encarnizada del mundo globalizado que nos ha cubierto en cada espacio de la vida

Hoy en día es un proyecto que sigue operando, aunque con escasos recursos en la mayor parte del país, desde donde se desarrolla un cometido que tiene que ver con el desarrollo de los espacios rurales con mayor grado de vulnerabilidad, aun encabezando un esfuerzo por llevar educación y capacitación en donde se necesita en la actualidad.

La realidad actual, con los grandes avances científicos, industriales, tecnológicos y de gran transformación de la vida cotidiana, en muchas de las ocasiones nos confunde y nos hace olvidar que aun hoy en día una de cada dos personas en México vive en situación de carestía, realidad que la educación, sobre todo en educación básica convive de manera cercana día a día y en donde las Misiones Culturales son un espacio de construcción de una realidad que pareciera desaparecer a nuestros ojos.

A los habitantes atendidos en esas poblaciones se les ofrecen talleres sobre aspectos como Educación para la Salud; Computación; Carpintería; Pequeñas Industrias; Educación Familiar y Actividades Artísticas (música y danza folclórica) que permiten el desarrollo y crecimiento de las personas, de las familias y de la comunidad en su conjunto.

Por ello, representa un baluarte mal comprendido que debemos revalorizar y entender que su concepto está en su vocación de servicio, en su férreo acercamiento a la realidad más compleja de nuestro país y en emprender un rescate y ampliación del esfuerzo institucional que día a día hacen maestras y maestros muchas veces con las uñas para hacer realidad el derecho a la educación y a la igualdad en múltiples puntos de nuestro país, allá, invisibilizadas, justamente en donde no vemos y precisamente en donde más se necesita.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

Doctor en Gerencia Pública y Política Social

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Apreciable Familia

La escuela es el lugar dedicado a la educación por excelencia, así ha sido por siglos y a pesar del cambio que naturalmente se da de un país a otro o de una localidad a otra, cada centro escolar se mimetiza e integra con la comunidad en donde se encuentra ubicado.

A pesar de la diferencia y a pesar de las variantes que ello significa, existen denominadores comunes que circunscriben la relación familia – escuela que vale la pena destacar. Una de ellas, tiene que ver con las expectativas que las familias colocan en la escuela, brindando una esperanza para el futuro de su familia.

Al contrario de lo que pudiera parecer, la verdadera educación no se da en la escuela sino en la casa. Es en el hogar en donde se sientan las bases, las condiciones y los fundamentos de lo que habrán de ser cuando se conviertan en adultos socialmente responsables o no.

Es por ello que la escuela no puede convertirse en el segundo hogar en tanto su hogar no sea la primer escuela, en donde aprendan, comprendan y vivan los principios y valores que tanto se pide a la escuela. En el centro escolar existe todo un bagaje de contenidos que se le exige al docente distribuya en el ya de por si siempre poco tiempo del ciclo escolar.

Recuerde: está en Usted, en su ejemplo, sus valores, en aquello que su niña o niño observa cuando le contesta al vecino, cuando permite o no el pase en el cruce peatonal, si toma o fuma, en la forma en que se dirige a los adultos mayores, en cómo los reprende, en el respeto que muestra a su pareja, en la forma en que reacciona cuando un oficial de vialidad lo detiene por pasar una luz roja, la manera en que reacciona cuando lee una noticia o habla del incidente, del migrante o la niña que vende dulces o limpia vidrios en el semáforo, apreciará igualmente el mensaje que Usted le envía cuando discute sobre el feminicidio que se dio ayer o en la manera en que se justifica la violencia hacia la mujer por medio de “inocentes” chistes en casa o con sus amigos. TODO ELLO SÍ ES EDUCACIÓN.

Definitivamente es en ello en donde Usted encontrará los principios y valores que estará aprendiendo en su crecimiento y desarrollo, así como seguramente será la forma en que habrá de  reaccionar cuando crezca con su pareja, con su vecino, con el resto de conductores y, aunque le cueste creerlo, con Usted cuando ya sea un Adulto mayor.

No, en la escuela no se educa, en la escuela se aprende. Es en la casa, en el calor o frío del hogar en donde se construye la personalidad, se educa el carácter y se forman los valores que se llevan a la escuela. Si Usted tiene suerte, su docente le mandara llamar para platicarle de las señales de alarma que observa y le dará algunas sugerencias para atender a tiempo el problema.

Si Usted no está demasiado ocupado con sus cosas o no siente que su hijo es “incapaz” de hacer algo así, reflexione y aprenda de ello. Su docente estudio el crecimiento social, biológico, cultural y psicológico de sus estudiantes, es su profesión, escuche y atienda, pero sobre todo actúe en consecuencia en el hogar.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

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De vidrios rotos y aprendizaje

La educación es un proceso en el que lo más importante es el aprendizaje de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, por lo que todo lo que existe en derredor de la organización escolar es fundamental para que ello se logre, así, figuras como la dirección escolar, se convierten en aspectos clave porque determinan condiciones del clima escolar, que es el segundo factor de aprendizaje sólo después del clima que genera el docente en el aula.

Así, existe en derredor de la figura de la dirección escolar una serie de demandas implícitas que le son añadidas a lo que debería hacer en pro del aprendizaje, como ajustar horarios, organizar actividades extraescolares, dar seguimiento al plan institucional, crear de un buen clima emocional, facilitar los procesos, apoyar al personal docente, vincular la escuela con la comunidad, etc.

En este sentido, las políticas públicas que las autoridades educativas de los tres niveles de gobierno desarrollan en torno a ello son fundamentales, puesto que lo que dicha autoridad determine, habrá de repercutir, invariablemente en el nivel Micro del centro educativo.

Así, por ejemplo, en la medida que existan mayores necesidades en la escuela, ya sea por la falta de instalaciones o alguna incidencia que repercuta en las condiciones de enseñanza como puede ser la falta de agua, un sanitario dañado, una ventana rota o situaciones similares, quien esté al frente de la dirección escolar, buscará resolverlo, ya sea con la sociedad de padres o ante la autoridad educativa, de acuerdo con la cercanía al centro de decisión, el monto y grado de urgencia, mediante un tardado, molesto y que genera un sinnúmero de vueltas para ver “como va el trámite” que inicia con el famoso “oficio” y que puede durar semanas, meses o jamás obtener una respuesta, por lo que se recurre a actividades extraescolares como rifas, kermeses u otro tipo de eventos en donde además de poner dinero de la bolsa personal, se descuida valioso tiempo que debería orientarse al aprendizaje.

Recuerdo una vez, en una visita académica a la Escuela Normal Número 1 de Lenguas Vivas en Buenos Aires, Argentina, me explicaba la Rectora, la Maestra Marcela Pelanda, que las escuelas contaban con una línea directa con un área especializada de la administración, y que si había un inconveniente como es el caso de una fuga de agua, un vidrio roto, la falta de electricidad o cualquier otro aspecto del día a día, simplemente hacían el contacto sin salir de la escuela y el personal acudía, con cargo al presupuesto de la administración pública, para realizar las reparaciones pertinentes, por lo que ello les dejaba un mayor tiempo para dedicarse a las actividades del aprendizaje en el centro escolar. 

Es conveniente reconocer la importancia de la dirección de nuestras escuelas y del tiempo que se pierde en “gestiones” que no son más que interminables recorridos por el intrincado y complejo camino de la burocracia, que tiene un gran impacto en el aprendizaje de cada una de nuestras escuelas.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

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