Hace unas semanas, se dieron a conocer los resultados a nivel internacional, del Latinobarómetro, un instrumento que aplicado en 17 países entre el 26 de octubre y el 15 de diciembre de 2020, mediante la aplicación de más de 20 mil entrevistas en donde se abordan temas como el apoyo a la democracia, distribución de la riqueza, aprobación de gobierno, confianza, corrupción, partidos políticos, violencia, entre otras categorías importantes.
Latinobarómetro es una Corporación de Derecho privado sin fines de lucro con sede en Santiago de Chile, financiada con fondos de múltiples organismos internacionales, países y fondos privados que durante un cuarto de siglo ha aplicado estos instrumentos que nos permiten visualizar de mejor manera nuestro entorno.
Este año Latinobarómetro midió por primera vez la percepción de justicia en el acceso a la salud, la educación y la justicia. Los latinoamericanos ven altos grados de injusticia en todo lo testeado. Se ubica en primer lugar la justicia con un 77% que dice injusto, en segundo lugar, la salud con un 64% y en tercer lugar la educación, 58%. Analizando los datos por país, en México, se percibe la injusticia a estos tres aspectos en un 63% a la educación, un 82% a la justicia y un 71% a la salud, lo que es un dato que debe preocuparnos.
La cuestión no es ver el acceso a la educación acorde a los números que nos brindan la educación básica, media superior o superior en México, sino, en todo caso, la percepción de lo justo que es dicho acceso, en donde más de seis de cada diez personas consideran a la educación como uno de los tres derechos más injustos y de la educación devienen muchos otros derechos como es el caso de la democracia.
El informe nos dice que es en la educación donde encontramos una explicación más clara del perfil de los demócratas. A mayor educación hay más apoyo a la democracia, habiendo más apoyo en la generación de los padres. Mientras los que tienen educación básica el 54% de los padres y el 51% de los entrevistados apoyan la democracia, entre los que tienen educación superior es el 66% de los padres y el 64% de los entrevistados.
El documento aporta que los indiferentes al tipo de régimen se comportan a la inversa, a medida que aumenta la educación disminuye la indiferencia, habiendo menos indiferencia entre los padres que entre los entrevistados. Un 30% de los padres y un 35% de los entrevistados que tienen educación básica son indiferentes al tipo de régimen, disminuyendo a 21% entre los padres y entrevistados que tienen educación superior.
Algo sorprendente es que los demócratas en América Latina son hombres y mujeres menos jóvenes que adultos, que tienen más educación, y son más bien de clase social más baja que alta. La indiferencia al tipo de régimen es mas de jóvenes, de clase más bien media y alta.
La educación es sinónimo de capacidades para decidir de una mejor manera, pero solo en un acceso justo a ésta es como nuestro país tendra un futuro adecuado para sacar adelante el compromiso con las generaciones venideras, pero también, son las generaciones humildes las que en muchas ocasiones nos ponen el ejemplo en el tema de la democracia.
Doctor en Gerencia Pública y Política Social