El directivo como referente que habilita, no como figura que controla

Durante mucho tiempo se pensó que dirigir una escuela era sinónimo de controlar procesos, autorizar actividades y supervisar tareas. Esta mirada reducida colocaba al directivo en una posición meramente administrativa, desvinculada de la vida pedagógica y emocional del centro escolar. Sin embargo, hoy sabemos que la conducción de una escuela implica algo mucho más profundo: se trata de ser una figura que sostiene, que guía, que inspira y que facilita que las voces de todos los actores escolares tengan un espacio legítimo de expresión.

Tal como lo expresa Pozner (2017), el directivo no se define por su capacidad de administrar, sino por su habilidad para habilitar la palabra de los demás, promover la reflexión colectiva y sostener con firmeza y calidez los procesos humanos que atraviesan la vida escolar. Esta visión coloca a la dirección en el centro del fortalecimiento de los vínculos interpersonales, del acompañamiento docente y del impulso a una cultura donde el diálogo es protagonista.

Cuando las y los directivos se asumen como referentes que promueven la escucha activa y la construcción compartida, no solo mejoran las relaciones entre el personal, sino que también generan un ambiente propicio para el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes. Un entorno donde la palabra circula, donde el pensamiento es bienvenido y donde cada integrante del equipo siente que su voz cuenta, se convierte en un espacio fértil para la mejora continua.

Comprender este enfoque es clave para quienes ejercen la función directiva. Su rol no se limita a tomar decisiones unilaterales o resolver problemas técnicos, sino que implica sostener con humanidad, crear puentes entre las personas y generar las condiciones para que cada miembro de la comunidad educativa pueda desarrollarse plenamente. En ello reside gran parte del impacto que tiene su liderazgo en la mejora del clima escolar y en el fortalecimiento de una cultura institucional basada en la confianza, la colaboración y la reflexión compartida.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

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2 comentarios en “El directivo como referente que habilita, no como figura que controla

  1. Como docente, coincido plenamente en que el papel del directivo debe ir más allá del control y la supervisión administrativa y que su función esencial es promover y generar ambientes de confianza dentro de la comunidad escolar, ya que las emociones, las relaciones y la comunicación influyen directamente en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Cuando un directivo promueve la participación, escucha activamente y valora la voz de los docentes, se fortalece el sentido de pertenencia y se motiva al personal a mejorar sus prácticas.

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