Sobre la votación de este día..

No soy piloto aviador ni ingeniero aeronáutico, tampoco soy experto en climatología o en control aéreo, soy un simple ciudadano, con derechos y obligaciones, pero no desinformado, pues me avala el haber cursado dos Especializaciones, cuatro Maestrias y dos Doctorados, uno de ellos en Gerencia Pública y Política Social

Vivimos en un país en el que soñamos con la democracia, sin embargo, a lo largo del tiempo, los diferentes gobiernos nos han hecho creer que la democracia es emitir el voto en las elecciones y ello es suficiente para que todas las decisiones que dicho gobierno hace, deben de contar con la aprobación total de la ciudadanía.

Bajo este precepto a mi juicio erróneo, tenemos una reforma educativa que fue perversa para el magisterio en el aspecto laboral por su carácter punitivo, obras de “relumbrón” que sin ser una necesidad, se convirtieron en grandes elefantes blancos de ciudades en las que sin el debido mantenimiento, han caído en problemas de operación, inauguración de hospitales a medio terminar antes de las elecciones o el caso de la aplicación de recursos en espacios públicos que, bajo el pretexto de la contención de la violencia permanecen lagos que inundan parques en época de lluvias, parques en completo descuido porque fueron hechos bajo administraciones de diferentes color político entre otros ejemplos más.

Tuve la fortuna de estar en Suiza hace algún tiempo tiempo y me llamó mucho la atención que en ese momento se llevaban a cabo dos consultas públicas de manera simultánea, la construcción de un puente que uniría dos comunidades y sobre la creación de una legislación en torno a niñas, niños y adolescentes. La atención no fue solamente por observar la consulta en si, sino por la clara apertura de quienes impulsaban el sí o el no en dichas consultas esgrimiendo argumentos sociales, no técnicos ni logísticos, se trataba del derecho a ejercer el peso de su voz en una decisión que tenía que ver con el uso del dinero público o decisiones sociales de gran impacto.

En muchos países del mundo las consultas como las que menciono son cosa de todos los días y representan, junto con espacios de deliberación colectiva como el refrendo, el plebiscito y la revocación del mandato, una gran alternativa para poder dar nuestra palabra sobre temáticas que tienen que ver con el gobierno, sus decisiones y la manera en que se deben de hacer las cosas como sociedad.

Hoy se lleva a cabo una consulta pública sobre una obra que tiene que ver con dos opciones en torno a la construcción del más importante aeropuerto de nuestro país, que venga a desahogar la muy agotada opción de un aeropuerto al que durante décadas solamente se le invirtieron en parches y no en políticas públicas serias y a largo plazo. La consulta tiene que ver más con el destino del dinero de quienes somos contribuyentes, en empezar con una cultura en la que debemos de participar no porque seamos expertos, sino para ejercer la democracia como una forma de vida a la que debemos acostumbrarnos para demostrar que el gobierno toma decisiones en respeto a la opinión de quienes somos ciudadanos.

Hoy la estrategia de quienes se oponen a la consulta parece clara, hacer evidente y ridiculizar a quienes participemos de la consulta. Creo que es un error. Me parece fundamental que empecemos a dialogar no sobre la pertinencia o no de las consultas sino que debemos de incrementar el índice de consultas en las que debamos de brindar nuestra opinión, por la sencilla razón de que es una obligación del gobierno el impulsar estos mecanismos y hacer cada vez más eficientes los mecanismos del cuidado de la información en donde los partidos se involucren para dar certeza al voto de las y los ciudadanos en este tipo de opciones.

México votó en las pasadas elecciones por una opción diferente con una clara y abrumadora mayoría, por una propuesta en la que se pretende dar una transformación a la altura de una dimensión que realmente trascienda a nuestras vidas, por lo que las lecturas políticas que se hacen deben de ser también bajo un punto de vista diferente a la luz de lo que deseamos para nuestro futuro y el de nuestros hijos.

Hagamos valer nuestra voz, tengamos en cuenta nuestros razonamientos, ejecutemos el derecho para decidir sobre el destino de nuestros impuestos y, sea la opción que sea,  no nos dejemos llevar por la opinión de quienes extrañan esos no tan viejos tiempos en los que la voz de uno solo debería de ser la voz de todos y esperar, cómo fue este caso, hasta las elecciones para poder determinar si fue un buen gobierno o no.

https://manuelnavarrow.com/2018/10/25/sobre-la-votacion-de-este-dia/

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