Educación y Economía circular

«Lo que haces marca una diferencia y tienes que decidir qué tipo de diferencia quieres hacer.»… Jane Goodall

El modelo económico en que vivimos ha impulsado un crecimiento económico sin precedentes y ha fomentado la innovación, pero sus consecuencias han llevado a graves problemas como la desigualdad económica, explotación laboral, crisis financieras, individualismo, consumismo, obsolescencia programada y una grave acumulación desmedida de desperdicios, dejando a su paso un costo ambiental y social significativo.

El desafío de la sostenibilidad ambiental y la economía circular exige una transformación profunda en todos los sectores de la sociedad, incluyendo la educación. En la actualidad, nos enfrentamos a problemas críticos como la escasez de agua, exacerbada por el consumo desmedido de industrias como la de los refrescos chatarra. Para abordar estos problemas, necesitamos un enfoque educativo que prepare a la próxima generación para crear soluciones sostenibles y circulares.

La economía circular es un modelo que propone la reducción, la reutilización y el reciclaje de los elementos. Se opone al tradicional modelo económico lineal de «tomar, hacer, desechar», promoviendo en cambio un ciclo continuo de uso y reutilización de recursos. La integración de la economía circular en la educación puede dar lugar a la formación de ciudadanos y profesionales conscientes y capacitados para implementar prácticas sostenibles.

Por ejemplo, si se enseña a los estudiantes sobre el impacto de la industria de los refrescos en el consumo de agua, podrían inspirarse para desarrollar alternativas más sostenibles. La educación puede ser la plataforma para la innovación, fomentando la creación de empresas y productos que respeten la economía circular.

Sin embargo, la educación por sí sola no es suficiente. La implementación efectiva de la economía circular requiere el compromiso y la acción de gobiernos y legisladores. Se necesitan políticas públicas fuertes que fomenten la economía circular, como regulaciones estrictas para las empresas con altos consumos de agua, incentivos para la adopción de prácticas sostenibles y una infraestructura que facilite la reutilización y el reciclaje de recursos.

Los beneficios de tal enfoque son considerables. Más allá de la conservación del agua y la reducción de la contaminación, la economía circular puede conducir a la creación de nuevos empleos en industrias sostenibles, mejores márgenes económicos, la reducción de la dependencia de los recursos importados y la mejora de la salud pública. Podría mejorar la calidad de vida, no sólo de las generaciones presentes, sino también de las futuras. Ya en Coparmex con Víctor Gómez Céspedes hay un paso importante desde el proyecto “Chihuahua Green City” como presidente de las comisiones de energía, sostenibilidad y medio ambiente de esta organización empresarial y con quien tuvimos un agradable encuentro como Asociación de Editorialistas.

Para enfrentar la escasez de agua y otros problemas de sostenibilidad de los que tanto nos quejamos, necesitamos una estrategia integral que incorpore la economía circular en la educación y que esté respaldada por políticas públicas efectivas. Este enfoque puede transformar nuestra realidad cotidiana y crear un futuro más sostenible y resiliente. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social y miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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La escuela que anhelamos

«La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo»… Paulo Freire

Frecuentemente me he referido a la relación familia escuela como un vínculo necesario para fortalecer el aprendizaje, sin embargo, es necesario entender que la escuela necesita de una autocrítica permanente y necesaria para la transformación de la sociedad. La educación es el espejo en el que se refleja nuestra sociedad, por tanto, si queremos que mañana nuestra sociedad sea autocrítica, inclusiva, democrática y participativa, debemos comenzar por trasformar la escuela de hoy en ese molde ideal.

Una crítica popular que he utilizado antes es que existe una «generación de cristal», pero no debemos olvidar que esta percepción refleja, en realidad, generaciones anteriores que se resisten al cambio y así como hay padres de familia que se resisten, hay docentes y personal educativo que se muestran intolerantes hacia aspectos tan triviales como el largo del cabello, el uniforme o la identidad de un estudiante y otros prejuicios culturales, y se deja en las familias la toda la culpa de las deficiencias educativas. Pero ¿es justo trasladar toda la culpa a las familias, cuyo capital educativo es tan heterogéneo y cuyas circunstancias son tan distintas?

No debemos reducir la labor educativa al mero traspaso de conocimientos. Hacerlo es minimizar el rol transformador de la escuela. Frente a las debilidades o ausencias familiares, la escuela irrumpe como un agente educativo necesario y poderoso. Si anhelamos una sociedad que respeta derechos humanos, democrática y que no discrimine, entonces es imperativo que esas características las integremos primero en nuestras escuelas.

Algunos argumentan que la educación no es responsabilidad de la escuela sino exclusivamente de la familia. Sin embargo, si caemos en esa trampa, limitamos el impacto y alcance de la educación. Delegar la responsabilidad educativa únicamente a las familias es una barrera que impide lograr una escuela verdaderamente inclusiva y formativa.

Si bien es cierto que a veces la escuela y la familia parecen ir en trayectorias opuestas, es crucial identificar qué le corresponde hacer a la escuela para alinear esos caminos. Es prioritario entender que la escuela no debe ser esa entidad frágil que excluye o etiqueta a los estudiantes, ni el hospital que corre a los enfermos. No se trata solo del plan de estudios, sino de la cultura y esencia de la institución. La escuela debe ser reflejo del tipo de sociedad que anhelamos.

Es hora de dejar de lado críticas vacías hacia estudiantes y sus familias y centrarnos en la auto-reflexión. Debemos adoptar un enfoque inclusivo, construir relaciones trascendentes con las familias y aceptar que la transformación comienza con nosotros, los educadores. Como profesionales, nuestro deber es garantizar el derecho a la educación de todos los estudiantes y asumir el peso formativo que implica.

La tarea no es sencilla, pero es fundamental. Si deseamos un cambio en la sociedad, debemos empezar por nosotros, por la forma en que percibimos la educación, y por cómo nos relacionamos con estudiantes y sus familias. Solo entonces, lograremos escuelas que realmente sean pilares para el crecimiento y desarrollo de la sociedad. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social y miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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Generación de cristal

«Nadie educa a nadie, y nadie se educa a sí mismo; los hombres se educan entre sí, con mediación del mundo»… Paulo Freire en el libro «Pedagogía del Oprimido»

La educación acompaña los cambios sociales, se adapta, pero se complejiza a partir de sucesos que se viven a nivel familiar que impacta los esfuerzos educativos. Uno de los efectos es lo que se le ha denominado como la “generación de cristal” que es se utiliza para describir a las nuevas generaciones. Surge de la percepción de que son más frágiles, sensibles o propensos a ofenderse en comparación con generaciones anteriores. 

Existen un cierto consenso en que esto sucede, porque han enfrentado una mayor exposición a las redes sociales donde las críticas, el ciberacoso y las comparaciones constantes son comunes; mayor educación sobre respeto y diversidad lo que provoca menor tolerancia a los comentarios insensibles o discriminatorios; pero en mayor medida por los cambios en la crianza al interior de los hogares.

Así, está el caso de los «padres helicóptero» que son aquellos que están constantemente supervisando y entrometiéndose en la vida de sus hijos, incluso en asuntos que los hijos podrían manejar por sí mismos, lo que puede limitar las oportunidades de los niños para aprender a enfrentar adversidades; el Miedo al fracaso, llevándolos a protegerlos de situaciones en las que podrían no tener éxito, lo que limitar la capacidad para desarrollar resiliencia y entender que está bien fallar y aprender de los errores; la era de la gratificación en donde muchas cosas se obtienen de manera instantánea (información, entretenimiento, comunicación), limitando su capacidad para desarrollar paciencia y perseverancia; la sobre programación, en donde muchos niños de hoy tienen horarios muy estructurados con clases extracurriculares, deportes, lecciones y otras actividades, que puede limitar el tiempo libre de un niño para el juego no estructurado, la creatividad y aprender a manejar el aburrimiento; la Tecnología y supervisión en donde muchos padres pueden monitorear a sus hijos de formas que antes no eran posibles, como aplicaciones de rastreo o monitoreo de actividades en línea que limita la sensación de independencia y privacidad de los niños y por supuesto la priorización del éxito académico, en donde hay una presión creciente para que los niños tengan éxito, lo que puede llevar a intervenir excesivamente en la educación de sus hijos, haciendo tareas o proyectos para ellos o presionando a docentes para que den calificaciones más altas.

Necesitamos entender que la escuela no educa, el hogar si, la escuela imparte contenidos y se espera que le sean de utilidad para su vida adulta, pero las familias necesitan saber que la escuela continua la labor que se hace en casa con sus propios principios y valores desde donde se hace lo imposible para continuar con su educación. 

La cita inicial precisa que la educación no es un acto unidireccional, sino un proceso colaborativo, de ahí que las familias deben conocer que lo que hacen repercute en la escuela, y que será en el hogar en donde enfrenten las consecuencias. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social y parte de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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