La magia de este tiempo

«El espíritu de la Navidad es el espíritu de amor, generosidad y bondad. Ilumina las ventanas de nuestras almas y nos enseña a ver el mundo con ojos nuevos.» William Arthur Ward

labor educativa exige mucho: paciencia, creatividad, energía y, sobre todo, un corazón abierto para guiar a quienes nos rodean. Sin embargo, en la rutina del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. La Nochebuena, con su calidez, luces y aromas, nos invita a reencontrarnos con nuestra propia humanidad. Es el momento perfecto para mirar a los ojos de quienes amamos, escuchar sin prisas, compartir sin condiciones y abrir el corazón para sanar viejas heridas.

La familia es la primera escuela de la vida, y Navidad nos recuerda la importancia de fortalecer esos lazos. En este tiempo, rodeados del calor del hogar, las risas de los niños, el aroma del ponche o del chocolate caliente, encontramos la oportunidad de construir recuerdos que se convertirán en historias. Este es el momento ideal para enseñar con el ejemplo: para mostrar que la generosidad no está solo en los regalos materiales, sino en la disposición de dar nuestro tiempo, nuestro apoyo y nuestro amor.

La Navidad también es un tiempo de perdón, una palabra poderosa y necesaria en cualquier comunidad. ¿Cuántas veces hemos acumulado tensiones en nuestro entorno laboral o familiar sin darnos el tiempo de resolverlas? ¿Cuántas palabras quedaron atrapadas en el orgullo o en la incomodidad? Hoy es el momento de aprender a decir “lo siento” y “te perdono”, no solo por el otro, sino por la paz que ello trae a nuestro interior.

La humildad para reconocer nuestros errores y la valentía para aceptar disculpas son lecciones que no se enseñan en los libros, pero que son fundamentales para la vida. En el aula de la Navidad, estas son las asignaturas principales. Que esta Nochebuena nos inspire a tender puentes, a buscar las palabras para sanar y a entender que cada gesto de reconciliación es un regalo invaluable.La Nochebuena nos invita a contemplar, a mirar las estrellas o las luces del árbol navideño y recordar que, aunque el mundo se mueve rápido, siempre podemos encontrar calma en lo simple. Permitámonos descansar, no como un acto de indulgencia, sino como una forma de cuidarnos y renovar nuestras fuerzas para el año que viene

La Navidad es un canto de esperanza. Nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay luz al final del camino. Como educadores, llevamos esa luz a cada aula, a cada estudiante y a cada proyecto. Pero también debemos recordar que nosotros, como faros, necesitamos alimentarnos de esperanza para no apagar nuestra propia llama.

Hoy es el momento de soñar. De pensar en las posibilidades del año nuevo, de los proyectos que podemos iniciar, de las vidas que podemos tocar. Y al hacerlo, recordemos que la esperanza no es solo un sentimiento; es una acción. Está en cada abrazo que damos, en cada palabra amable que pronunciamos y en cada paso que damos hacia un futuro mejor.

Que esta Nochebuena y Navidad sean un recordatorio de lo que realmente importa. Que aprendamos a valorar el tiempo con quienes amamos, a ofrecer y recibir perdón, y a recargar nuestras fuerzas para seguir adelante. Que encontremos en estas fechas la inspiración para seguir enseñando y aprendiendo, no solo en el aula, sino en cada rincón de nuestras vidas.Celebremos con alegría, con gratitud y con la certeza de que, al igual que la Navidad marca un nuevo comienzo, cada día es una oportunidad para ser mejores. Que este espíritu nos acompañe, no solo en estas fechas, sino a lo largo de todo el año. ¡Feliz Navidad!.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social

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