Pantallas y receso escolar

«Una infancia marcada por el exceso de pantallas no es neutral: limita el juego espontáneo, reduce la interacción cara a cara y empobrece las experiencias sensoriales necesarias para el desarrollo integral.» Aric Sigman, 2012.

Estamos en el receso de clases, una temporada esperada por millones de niñas, niños y adolescentes que, tras varios meses de actividades escolares, finalmente cuentan con tiempo libre para descansar, jugar y convivir. Sin embargo, este periodo que podría convertirse en una valiosa oportunidad para fortalecer vínculos familiares, explorar nuevas experiencias y fomentar aprendizajes alternativos, corre el riesgo de ser desperdiciado si se cae en la práctica común —y peligrosa— de “entretener” a los menores con dispositivos móviles para que “no den problemas”. 

Es cada vez más frecuente que, ante la falta de tiempo o recursos, se recurra a los celulares, tabletas y videojuegos como una especie de “niñera digital”, sin medir las consecuencias que esto puede traer para su desarrollo integral. Dejar a las infancias y adolescencias a merced de las pantallas, sin acompañamiento ni límites, no solo representa una renuncia a la responsabilidad adulta de educar, sino que también perpetúa una forma de abandono silencioso, que normaliza la dependencia digital y mina la salud mental, emocional y social de quienes más necesitan guía y contención.

La vida contemporánea está marcada por la omnipresencia de las pantallas. Hoy, niñas, niños y adolescentes conviven más con los dispositivos que con otros seres humanos. El celular ha dejado de ser solo un medio de comunicación para convertirse en una extensión del cuerpo y de la mente. Pese a que muchos argumentan que su uso tiene fines educativos o recreativos sanos, la realidad es que el tiempo de exposición, el tipo de contenidos y la falta de límites están generando efectos negativos que ya no pueden ignorarse. Hay menores que pasan más de 40 horas a la semana conectados a algún dispositivo móvil. Otros tantos, incluso, superan las 60 horas. Estas cifras no son solo un dato técnico: son un grito de alerta sobre lo que está ocurriendo dentro de nuestros hogares y comunidades.

La infancia y la adolescencia están siendo profundamente modeladas por algoritmos, redes sociales, videojuegos de alto impacto y contenidos que rara vez están diseñados pensando en su bienestar. La lógica de estos entornos es la de la adicción: mantener al usuario el mayor tiempo posible conectado, mediante recompensas inmediatas, estímulos constantes y personalización extrema. El resultado es una generación que, en muchos casos, ha perdido la capacidad de concentración sostenida, de aburrirse creativamente, de jugar sin depender de una pantalla o de mantener una conversación sin distracciones digitales. Los riesgos no son menores: se ha documentado el incremento de síntomas de ansiedad, depresión, aislamiento, alteraciones del sueño y disminución en la autoestima entre los menores con uso intensivo de dispositivos.

La problemática no se resuelve con prohibiciones tajantes. Prohibir sin educar es simplemente trasladar el problema a otro espacio. Es fundamental promover una cultura del uso consciente y equilibrado de la tecnología. La solución debe comenzar en casa, con adultos que estén dispuestos a ser ejemplo, a establecer normas claras y coherentes, a crear tiempos y espacios libres de pantallas, y sobre todo, a estar presentes. Estar presente no solo físicamente, sino emocional y afectivamente, acompañando a las niñas, niños y adolescentes en la comprensión de un mundo digital que necesita ser explorado con criterio, no consumido sin control. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

Docente y Abogado. Doctor en Gerencia Pública y Política Social

https://manuelnavarrow.com

manuelnavarrow@gmail.com

La dichosa disciplina

«No es el castigo sino la disciplina lo que evita la mala conducta.» — Plutarco

Es frecuente pensar que la labor docente en un centro escolar es algo sencillo y que solo se trata de tener el conocimiento académico de español, matemáticas o ciencia para poder transmitirlo, sin embargo, ello implica mucho más que solo saberlo, implica pararse al frente de un grupo con 20, 30 o más niñas, niños o adolescentes y conocer como desarrollar además estrategias efectivas que favorezcan el aprendizaje.

La labor de educar y mantener la disciplina en entornos familiares y escolares suscita preguntas relevantes sobre el porqué de la dificultad en casa, con un número reducido de hijos, en comparación con un docente que gestiona una cantidad muy importante de estudiantes. La habilidad para mantener la disciplina en la escuela no es una mera casualidad ni un rasgo innato; es el fruto de un profundo entendimiento del desarrollo social, biológico y psicológico de sus estudiantes, complementado con años de experiencia en la práctica.

Así, ser docente es una profesión que exige más que solo conocimientos académicos o la capacidad de dirigir una clase. Es un ejercicio de profesionalismo que abarca el desarrollo y la implementación de estrategias pedagógicas específicas. Estas estrategias incluyen la creación y mantenimiento de normas claras y consistentes, así como la promoción de una comunicación efectiva. La justicia y equidad en la evaluación formativa no solo fomentan un ambiente de aprendizaje justo, sino que también validan el esfuerzo y la dedicación de cada estudiante.

Adoptar una actitud positiva pero firme, ser un modelo a seguir y brindar reconocimiento y refuerzo positivo son aspectos fundamentales que conforman la columna vertebral de la práctica docente. La autoridad de un educador no debe ser sinónimo de temor o resentimiento, sino de respeto y confianza. La capacidad docente para resistirse a las presiones, saber cuándo y cómo decir que «no», y mantener una guía efectiva más que una búsqueda de popularidad son las cualidades que diferencian a un maestro competente de uno ordinario.

La esencia de la profesión docente radica en la capacidad de transmitir seguridad y confianza de manera constante, al establecer un clima de aprendizaje donde sus estudiantes pueden aprender. Este conjunto de «saberes explícitos» que se manejan en la docencia, y que se reflejan en cada decisión tomada dentro del aula, realza la importancia del profesionalismo en la enseñanza. Así, se clarifica que la tarea docente es una vocación altamente especializada, que requirie de un conjunto de habilidades y conocimientos que no son evidentes para todos y que desafían la lamentable noción de que cualquiera puede enseñar. La profesionalidad en la educación es una amalgama de arte, ciencia y humanidad, algo que se perfecciona con la dedicación y el compromiso a lo largo de una carrera dedicada al servicio de la enseñanza y el aprendizaje. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

https://manuelnavarrow.com

manuelnavarrow@gmail.com

Maestra, madre, alumna, directora… Mujer

“No soy libre mientras cualquier mujer sea esclava, incluso cuando sus cadenas sean muy diferentes a las mías”. Audre Lorde

El 8 de marzo, día en que se conmemora (que no festeja) el Día Internacional de la Mujer, nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre los múltiples roles que las mujeres desempeñan en la educación y cómo, a través de estos, contribuyen significativamente al desarrollo de una sociedad más igualitaria y justa. En este ámbito, las mujeres asumen una variedad de responsabilidades como madres, trabajadoras, docentes, directivas, supervisoras, asesoras técnico pedagógicas, funcionarias, alumnas, entre otras, todas las cuales son esenciales para el avance educativo y social.

Las mujeres en la educación son pilares fundamentales que sostienen y fomentan el crecimiento intelectual y emocional de las generaciones futuras. Como docentes y educadoras, modelan valores, inspiran curiosidad y fomentan un pensamiento crítico que desafía las normas y estereotipos de género arraigados. Su influencia va más allá del aula; es una fuerza transformadora que puede cambiar percepciones, actitudes y estructuras sociales.

Sin embargo, a pesar de su papel crucial, las mujeres en la educación enfrentan desafíos ancestrales que limitan su potencial y menoscaban su contribución. La brecha de género en posiciones, desigualdad, y la violencia de género son barreras persistentes que impiden que las mujeres alcancen su pleno potencial en el sector educativo. Estos obstáculos no solo afectan a las mujeres individualmente, sino que también tienen un impacto negativo en la calidad de la educación y en el desarrollo social en general.

La superación de estos retos requiere un enfoque multifacético que incluya políticas públicas inclusivas, programas de apoyo, y una reevaluación constante de las prácticas y estructuras institucionales para garantizar que promuevan la igualdad. Es imperativo que se reconozca y valore el trabajo de las mujeres en la educación, no solo como un derecho fundamental, sino como una necesidad crítica para el avance de nuestras sociedades.

Además, es fundamental abordar y desmantelar los estereotipos de género que limitan las oportunidades educativas y profesionales para las mujeres y las niñas. La educación debe ser una herramienta de empoderamiento que permita a todas las personas, independientemente de su género, explorar y desarrollar sus capacidades plenamente. Esto implica revisar los currículos, promover modelos a seguir que desafíen las normas de género y fomentar un ambiente de aprendizaje inclusivo y respetuoso.

El avance hacia una sociedad más igualitaria se logra no solo reconociendo los desafíos que enfrentan las mujeres en la educación, sino también celebrando sus logros y contribuciones. Es esencial alentar y apoyar la participación activa de las mujeres en todos los niveles del sistema educativo, desde el aula hasta las posiciones de toma de decisiones.

Así, mientras conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, reflexionemos sobre el papel vital que juegan las mujeres en la educación y reconozcamos que la igualdad en este sector no es solo un objetivo en sí mismo, sino también un medio indispensable para construir sociedades más justas, inclusivas y prósperas. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

https://manuelnavarrow.com

manuelnavarrow@gmail.com

Un entorno para los aprendizajes

«Los mejores entornos de aprendizaje permiten a las personas explorar y descubrir sus pasiones y fortalezas”. Ken Robinson

El desarrollo de los aprendizajes esperados en niñas, niños y adolescentes es un proceso complejo que requiere una planificación cuidadosa y una estructura que permita abordar los desafíos educativos de manera efectiva. El programa analítico por escuela representa un marco estructural esencial en este sentido.

La importancia de este programa radica en su capacidad de ajustarse a las necesidades y contextos específicos de cada centro educativo. Al tomar en cuenta las condiciones académicas únicas y las realidades socioeducativas de los estudiantes, los docentes pueden diseñar estrategias de enseñanza más personalizadas y efectivas. Esto es crucial ya que la educación no es un proceso de talla única, y lo que funciona en una escuela puede no ser aplicable en otra.

El programa analítico por escuela favorece el logro académico al permitir que los docentes identifiquen y jerarquicen los problemas y situaciones específicas a abordar. Al trabajar a través de planes contextualizados y basados en proyectos, los estudiantes pueden involucrarse en su aprendizaje de una manera significativa, aplicando sus conocimientos a situaciones reales y pertinentes a su entorno. Esto no solo mejora la retención de la información, sino que también desarrolla habilidades críticas de pensamiento y resolución de problemas.

Además, la formulación del programa analítico permite la integración de diferentes métodos y enfoques pedagógicos, asegurando que los ejes curriculares sean abordados de manera integrada y coherente. Esto ayuda a construir una experiencia educativa continua y consolidada que refuerza los aprendizajes y facilita la comprensión holística de los temas tratados.

La evaluación formativa es otro aspecto beneficiado por este enfoque. Al alinearse con un programa que es específico para la escuela y sus estudiantes, los métodos de evaluación pueden ser más directamente relevantes para los objetivos de aprendizaje, proporcionando retroalimentación más precisa y útil tanto para estudiantes como para personal docente y directivo.

Así, la conformación de un marco estructural a través del programa analítico por escuela es un paso fundamental hacia la mejora de la calidad educativa. Permite a docentes ser más ágiles y receptivos a las necesidades de sus estudiantes y garantiza que la educación sea relevante, aplicable y profundamente arraigada en el contexto socioeducativo en el que se imparte. Por otra parte, permite al personal directivo tener mayores elementos de conocimiento para orientar los esfuerzos de gestión en pro de las necesidades reales detectadas tanto al interior de las aulas de su centro escolar, como de las necesidades desde la propia comunidad, que es la realidad de sus estudiantes. En última instancia, esto puede aumentar significativamente el logro académico y equipar a las niñas, niños y adolescentes con las habilidades y conocimientos necesarios para tener éxito en sus futuros académicos y profesionales. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

https://manuelnavarrow.com

manuelnavarrow@gmail.com

El acompañamiento pedagógico

«La calidad de un sistema educativo no puede exceder la calidad de sus docentes, y la calidad de los docentes no puede exceder la calidad de su liderazgo.» Michael Fullan

En el ámbito educativo, la creación de condiciones óptimas para el aprendizaje es un proceso complejo y estructurado, que va más allá del aula y se extiende hasta la dirección de la institución. Aunque es ampliamente reconocido el papel crucial que juegan los docentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que quizás no sea tan evidente es el impacto significativo que tiene la dirección escolar. Este rol es fundamental, pues contribuye sustancialmente a la variabilidad en el aprendizaje de estudiantes, siendo un pilar en la construcción de un entorno educativo favorable.

El liderazgo efectivo para el aprendizaje que se ejerce desde la dirección escolar encapsula una serie de elementos clave. Entre ellos, el liderazgo pedagógico se destaca como la capacidad de inspirar y guiar a los docentes hacia la mejora continua de sus prácticas pedagógicas, creando un ambiente de aprendizaje que sea tanto positivo como eficaz para los estudiantes. Esto se complementa con un profundo entendimiento de los principios pedagógicos, teorías de aprendizaje, currículo y metodologías de enseñanza innovadoras, lo cual es esencial para brindar orientación y apoyo efectivos.

Otro aspecto importante es la comunicación efectiva, permitiendo el intercambio claro y constructivo de ideas, así como la provisión de retroalimentación que motive y oriente el desarrollo profesional de los docentes. La empatía y sensibilidad hacia las necesidades y desafíos de docentes son igualmente importantes, ofreciendo un apoyo que sea personalizado y considerado.

Fomentar la reflexión crítica sobre la práctica docente es crucial, ya que ayuda a los educadores a identificar áreas de mejora y a buscar soluciones innovadoras a los desafíos que enfrentan. Esto se acompaña de una habilidad para gestionar y liderar el cambio dentro de la institución, promoviendo la adaptación a nuevas metodologías, tecnologías y enfoques pedagógicos que optimicen el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por otra parte, el compromiso con el desarrollo profesional continuo, tanto personal como del equipo docente, subraya la importancia de la formación continua y el intercambio de conocimientos y recursos. Este aspecto se ve reforzado por la promoción de la colaboración y el trabajo en equipo, creando un ambiente donde se comparten prácticas exitosas y se abordan los problemas de manera colectiva.

Un aspecto que no se debe de dejar pasar, es la visión estratégica y la capacidad para planificar pues son indispensables, al establecer objetivos claros y realistas que guíen el trabajo docente hacia el logro de metas pedagógicas definidas. Además, la implementación de sistemas de evaluación y seguimiento es esencial para medir el impacto del acompañamiento pedagógico y realizar los ajustes necesarios para mantener el proceso de enseñanza-aprendizaje en el camino correcto.

Al desarrollar estos aspectos, se promueve un mayor compromiso del colectivo docente y se facilita una evolución hacia una dirección escolar centrada en el aprendizaje. Este enfoque no solo mejora la calidad educativa, sino que también prepara a estudiantes para enfrentar los desafíos futuros con confianza y habilidad, redefiniendo la actividad educativa para colocar el aprendizaje en el centro de todo esfuerzo educativo. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

https://manuelnavarrow.com

manuelnavarrow@gmail.com

El necesario pensamiento crítico 

“La esencia de la educación crítica radica en fomentar el cuestionamiento, más que en la mera transmisión de conocimientos.” – Paulo Freire

En un mundo cada vez más inundado por la información y, lamentablemente, por la desinformación, se vuelve crucial fomentar el pensamiento crítico desde las primeras etapas de la educación. Este enfoque no solo prepara a niñas, niños y adolescentes para discernir entre lo verdadero y lo falso, sino que también los dota de herramientas para navegar en un entorno mediático donde las «fake news», los intereses políticos ocultos y los mensajes subliminales buscan influir constantemente en su percepción de la realidad.

El pensamiento crítico, lejos de ser una habilidad innata, se construye y se nutre tanto en el hogar como en la escuela, mediante un esfuerzo consciente y deliberado. Sin embargo, alcanzar este objetivo es un desafío complejo que va más allá de la simple implementación de programas de estudio convencionales. Requiere de una educación que fomente la curiosidad, la indagación y el cuestionamiento constante.

Una de las estrategias para promover el pensamiento crítico es alentar a estudiantes a trascender las preguntas de respuesta única, invitándolos a explorar interrogantes abiertas que estimulen la reflexión y permitan la construcción de conocimiento desde perspectivas personales y, a veces, inusuales. En este sentido, es fundamental evitar la burla o el desdén hacia respuestas que puedan parecer atípicas, ya que tales actitudes desincentivan la innovación y el pensamiento original.

El fomento de debates y discusiones en clase es otro pilar esencial, ya que estos espacios permiten confrontar y valorar diferentes puntos de vista, desarrollando así un respeto profundo por la diversidad de opiniones. Esta práctica no solo enriquece el conocimiento individual, sino que también les prepara para participar de manera constructiva en una sociedad democrática.

La educación crítica debe incluir también el análisis de textos, la resolución de problemas y el fomento del pensamiento lateral, a través de actividades como rompecabezas, acertijos y juegos que impliquen un razonamiento lógico. Estas herramientas pedagógicas contribuyen a desarrollar una mente ágil y flexible, capaz de abordar desafíos desde múltiples ángulos.

Otro aspecto crucial es enseñarles a cuestionar y analizar críticamente el contenido mediático. Comparar la información presentada en los medios con datos verificables y considerar perspectivas alternativas son habilidades clave para entender la complejidad de los asuntos sociales y políticos.

La participación en proyectos de investigación desde edades tempranas es igualmente importante, ya que promueve el conocimiento profundo de los temas de estudio, el cuestionamiento de paradigmas establecidos y el desarrollo de una reflexión metacognitiva sobre el propio proceso de aprendizaje.

Para lograr estos objetivos, es imprescindible crear entornos educativos que valoren y promuevan el intercambio de ideas, el respeto mutuo y la capacidad de análisis crítico. De esta manera, se preparará a las futuras generaciones para enfrentar los retos de una sociedad cada vez más compleja, alejándoles de los efectos nocivos de una comunicación manipulada por intereses mercantiles, políticos y financieros. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

https://manuelnavarrow.com

manuelnavarrow@gmail.com

El Aprendizaje basado en Proyectos

«Dime y olvidaré, enséñame y podré recordar, involúcrame y aprenderé.» Confucio

Al contrario de como muchas personas podrían creer, el aprendizaje no es espontáneo ni automático, no se trata de “ser un experto en el tema” o de pararse frente a un aula a “recitar de memoria” lo que se quiere enseñar, sino en cómo esa temática se puede vincular con la experiencia de cada niña, niño o adolescente y a partir de ahí construir elementos para un aprendizaje realmente significativo para sus vidas y en su contexto.

En este sentido, la sociedad actual está en constante evolución, y con ella, la necesidad de métodos educativos que no sólo informen, sino que formen. El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) se presenta como un modelo educativo que trasciende los límites del aula, integrando la teoría con la práctica y preparando a los estudiantes para los desafíos del mundo real. Reflexionar sobre el ABP es reconocer la importancia de un trabajo que se sustenta en la profesionalidad, la experiencia y una agudeza intuitiva y vocacional que docentes deben poseer y desarrollar.

En la vastedad de las aulas del sistema educativo nacional, que suman más de un cuarto de millón en la educación básica, cada una con su diversidad y singularidad, es fundamental reconocer la labor docente. Son quienes, con su estudio y experiencia acumulada, aplican métodos como el ABP para vincular efectivamente la teoría con la práctica. Esta conexión no es una coincidencia fortuita, sino el resultado de un compromiso vocacional que lleva a los docentes a afinar su intuición y experiencia para aplicarla en beneficio de sus estudiantes.

El ABP exige un reconocimiento de la complejidad del aprendizaje humano, donde cada aula tiene su propio pulso, cada estudiante su propia melodía. Los educadores, entonces, se convierten en maestros de orquesta, capaces de armonizar estas melodías individuales en una sinfonía de aprendizaje colectivo. La habilidad para hacer esto no viene de la nada: nace de la pasión por enseñar, del estudio continuo y de la reflexión constante sobre la práctica educativa.

En este sentido, como sociedad es fundamental valorar y apoyar el desarrollo profesional continuo de docentes, ya que son quienes cultivan la tierra fértil de las mentes jóvenes. Cuando se reconoce el trabajo del centro escolar y se le otorga el respeto que merece, se promueve un ambiente donde la práctica educativa es vista como un arte y una ciencia que requiere tanto de conocimiento, como de la experiencia, así como de la intuición.

El ritmo de cada aula, por ende, es un eco de la capacidad del educador para interpretar y responder a las necesidades de sus estudiantes, adaptándose a las circunstancias y promoviendo un aprendizaje significativo y relevante. Así, como sociedad es pertinente entender que detrás de cada estrategia de enseñanza exitosa hay un profesional que ha dedicado su vida a entender cómo aprende el ser humano y cómo mejor enseñarle. El ABP es un claro ejemplo de cómo el trabajo minucioso, dedicado y consciente de docentes puede llevar a cada aula a alcanzar su máximo potencial en sintonía con las demandas de una sociedad en constante cambio. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

https://manuelnavarrow.com

manuelnavarrow@gmail.com

Medios, redes y educación

«Los niños deben ser enseñados a pensar, no qué pensar.» Margaret Mead

Vivimos en una era en la que los medios de comunicación y redes sociales ejercen un poderoso impacto en nuestras vidas, especialmente en la de las niñas, niños y adolescentes. Estos medios e interacciones tienen la capacidad de influir en su aprendizaje, sus decisiones, su comportamiento y hasta en la forma en que se visten o alimentan. Este impacto no siempre se encuentra acorde con sus raíces culturales, sociales y económicos, aspecto que aprovechan las grandes compañías de alimentos chatarra pero que puede generar, además, un rompimiento generacional significativo, que por supuesto afecta el entorno escolar y por consiguiente, aprendizaje. 

Es innegable que los medios, en todas sus formas, están presentes en nuestra vida cotidiana de manera constante. A través de la televisión, el internet, las redes sociales y otros medios, se nos bombardea con información, imágenes y mensajes directos y subliminales que tienen la posibilidad de moldear nuestras percepciones y acciones. Esto tiene un impacto directo en las niñas, niños y adolescentes, quienes están en pleno proceso de formación y desarrollo.

Uno de los aspectos preocupantes es que la influencia de los medios puede alejarse de los valores, antecedentes culturales y expectativas de las generaciones anteriores. Los jóvenes están expuestos a modelos de comportamiento y estereotipos que pueden no ser congruentes con su realidad, sus experiencias y sus valores familiares. Esta desconexión puede generar conflictos y tensiones en los centros escolares, afectando tanto el proceso de aprendizaje como las relaciones intergeneracionales.

Es importante reflexionar sobre cómo los medios de comunicación moldean la percepción de la realidad y cómo esto puede impactar en la formación de las niñas, niños y adolescentes. ¿Qué tipo de mensajes se transmiten a través de los medios? ¿Cómo se presentan los roles de género, la diversidad cultural y otros aspectos relevantes para una educación inclusiva y equitativa? ¿Cómo podemos fomentar una visión crítica y reflexiva en los jóvenes para que puedan discernir entre la información veraz y los estereotipos dañinos?

La reflexión profunda sobre estos temas nos lleva a la necesidad de generar un espacio de diálogo y concientización entre padres, docentes y directivos escolares. Es fundamental que valoremos y analicemos juntos el impacto de los medios de comunicación en la vida de las niñas, niños y adolescentes. Debemos promover una educación mediática que les permita comprender y cuestionar la información que reciben, desarrollar un pensamiento crítico y tomar decisiones informadas.

El impacto de los medios de comunicación en la educación de las niñas, niños y adolescentes es un tema relevante y urgente. Requiere de nuestra atención y acción para garantizar que este impacto sea positivo y en línea con sus necesidades, valores y expectativas. Como padres, docentes y directivos escolares, tenemos la responsabilidad de fomentar una educación mediática que promueva el pensamiento crítico, la reflexión y el discernimiento en nuestros jóvenes. Porque la educación es el camino… 

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

https://manuelnavarrow.com

manuelnavarrow@gmail.com

La educación pública frente a las redes sociales y medios…