La construcción del clima escolar influye directamente en el aprendizaje

Para quienes desempeñan la función directiva en los centros educativos, comprender esta idea es clave. Promover un entorno donde los docentes puedan reflexionar y decidir sobre su labor no solo favorece el trabajo en equipo, sino que también contribuye a la mejora del clima escolar, el fortalecimiento del trabajo directivo y la construcción de relaciones laborales más sólidas. Todo esto, en última instancia, impacta de manera positiva en la mejora del ambiente de aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes.

Facilitar espacios de diálogo, confianza y profesionalización docente es una tarea fundamental para la mejora del clima de aprendizaje. ¡Construyamos juntos comunidades escolares más enriquecedoras y comprometidas con el desarrollo de sus estudiantes!

📚💡 El aprendizaje profundo y la mejora del clima escolar

Cuando se trata de fortalecer el trabajo directivo en los centros educativos, es fundamental reconocer que el aprendizaje profundo no depende solo del tiempo dedicado, sino de la calidad de las estrategias empleadas. Como señala Daniel Willingham, la clave está en optimizar la memoria y el razonamiento a través de métodos adecuados.

Para quienes ejercen la función directiva, comprender esto es esencial, ya que impacta directamente en el trabajo en equipo, la mejora del clima escolar y las relaciones laborales dentro de la comunidad educativa. Un liderazgo basado en estrategias efectivas no solo mejora el ambiente de trabajo, sino que crea condiciones más favorables para el aprendizaje de niñas, niños y adolescentes.

✨ Construyamos espacios donde el aprendizaje sea significativo y la colaboración fortalezca nuestro entorno escolar.

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📢 El aprendizaje es un proceso social 📢

Quienes desempeñan la función directiva en los centros escolares tienen una gran responsabilidad en la construcción de un entorno donde el aprendizaje se potencie a través de la interacción y el uso de herramientas adecuadas. Como bien señala Lev Vygotsky, el aprendizaje ocurre en un contexto social y se fortalece cuando hay colaboración y apoyo mutuo.

💡 Un equipo bien coordinado, con relaciones laborales positivas y un clima escolar armonioso, favorece el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes. Cuando la dirección escolar impulsa espacios de comunicación efectiva y fomenta la participación activa de todos los actores educativos, se generan ambientes de aprendizaje más enriquecedores.

🔎 Reflexionemos sobre la importancia del trabajo conjunto: el fortalecimiento del trabajo directivo y la mejora del clima escolar no solo benefician a docentes y personal educativo, sino que impactan directamente en el bienestar y el éxito de las y los estudiantes.

✨ Construyamos comunidades de aprendizaje donde cada interacción sume al crecimiento de todos. ✨

El diálogo pedagógico y la autonomía profesional en el CTE

«Cuando los maestros tienen voz y decisión en su práctica, no solo se mejora la calidad educativa, sino también la dignidad del magisterio.» Andy Hargreaves

En el corazón de cada centro educativo se encuentran procesos complejos y profundos que muchas veces pasan desapercibidos para la sociedad. Más allá de las aulas, el trabajo de las y los docentes y directivos no se limita a impartir conocimientos; implica un esfuerzo constante por reflexionar, planificar y mejorar las estrategias que favorecen el aprendizaje de niñas, niños y adolescentes.

Entre estos procesos, el diálogo pedagógico y la autonomía profesional ocupan un lugar central, pues son herramientas clave para transformar la práctica educativa y responder de manera contextualizada a las necesidades de cada comunidad escolar.

El diálogo pedagógico no es simplemente una conversación; es un espacio de encuentro en el que las y los docentes comparten experiencias, analizan retos y construyen soluciones de manera conjunta. Este diálogo fomenta la reflexión crítica, el intercambio de ideas y la creación de vínculos que fortalecen el sentido de comunidad dentro de la escuela. En este proceso, la autonomía profesional juega un papel crucial, ya que permite al personal educativo tomar decisiones informadas y fundamentadas en el conocimiento profundo de sus estudiantes, su entorno y las metas de aprendizaje. Cuando el personal educativo tiene la libertad de ejercer esta autonomía, no solo se fomenta su creatividad y compromiso, sino que también se asegura que las estrategias implementadas sean pertinentes y efectivas.

El trabajo en los Consejos Técnicos Escolares (CTE) es un claro ejemplo de cómo el diálogo y la autonomía profesional se convierten en motores de cambio. En estos espacios, las y los docentes, junto con los directivos, analizan las prácticas pedagógicas, reflexionan sobre los materiales educativos y diseñan metodologías que favorecen aprendizajes significativos. Este esfuerzo no es improvisado ni superficial; requiere estudios, conocimiento y una capacidad analítica que se nutre de la experiencia y la formación continua. Cada decisión tomada en el CTE está respaldada por un profundo compromiso con el aprendizaje de los estudiantes y la mejora de la calidad educativa.

Es importante que la sociedad valore y reconozca que estos procesos no son automáticos ni sencillos. Detrás de cada estrategia pedagógica implementada hay un esfuerzo colectivo que involucra análisis, debate y planificación. El personal educativo no solo necesita conocer a fondo su área, sino también debe entender las dinámicas de sus comunidades escolares y adaptar los contenidos y metodologías a las realidades del propio contexto del centro educativo. Este trabajo requiere sensibilidad, empatía y una visión integral de la educación como un proceso dinámico y en constante evolución.

Cuando se permite a las y los docentes y directivos ejercer plenamente su autonomía profesional, se les da la oportunidad de innovar y de responder de manera efectiva a los desafíos educativos. Esto no solo beneficia a sus estudiantes, sino también a la comunidad en general, pues una educación de calidad se traduce en una sociedad más justa, equitativa y preparada para el futuro. Por ello, es muy importante destacar la importancia de los estudios, el conocimiento y la experiencia del personal educativo, quienes no solo enseñan, sino que también aprenden y crecen en cada interacción pedagógica.

La educación, entendida como un acto colectivo, es el reflejo del compromiso de quienes trabajan en las escuelas. Al comprender y valorar el papel del diálogo pedagógico y la autonomía profesional en este proceso, la sociedad puede tener una visión más completa y justa del trabajo que se realiza en los centros educativos. Este reconocimiento es no solo un acto de justicia, sino también un paso esencial para construir una educación que realmente transforme vidas. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

Doctor en Gerencia Pública y Política Social

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manuelnavarrow@gmail.com

¿Cómo fortalecer el trabajo directivo y mejorar el ambiente escolar a través de una retroalimentación adecuada?

En los entornos educativos, la retroalimentación no es solo un proceso técnico, sino una herramienta poderosa para fortalecer las relaciones en las escuelas, mejorar el clima escolar y generar un ambiente propicio para el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes. Para quienes ejercen funciones directivas, comprender los elementos clave de una retroalimentación efectiva es fundamental para promover el desarrollo profesional del equipo docente y contribuir al fortalecimiento de la comunidad educativa.

  1. Protege la autoestima de la persona
    La forma en que nos comunicamos puede influir directamente en la confianza y motivación de los demás. Es importante cuidar tanto el lenguaje verbal como el no verbal, pues esto no solo respeta la dignidad de las personas, sino que también fomenta un ambiente de trabajo basado en el respeto mutuo.
  2. Valora primero lo positivo
    Resaltar los logros y fortalezas del equipo es esencial para construir confianza y disposición hacia la mejora. En el ámbito escolar, reconocer el buen desempeño es el primer paso para consolidar prácticas pedagógicas exitosas y motivar a los docentes a seguir creciendo.
  3. Céntrate en el problema, no en la persona
    Una retroalimentación clara y objetiva debe enfocarse en el comportamiento o acción que requiere mejora, sin atacar la personalidad de quien la recibe. Esta práctica favorece relaciones laborales saludables y evita conflictos innecesarios, permitiendo que el equipo se enfoque en soluciones que beneficien al centro educativo.
  4. Enfócate en el futuro, no en el pasado
    Dirigir la conversación hacia las acciones que se pueden tomar para mejorar genera un sentido de responsabilidad y compromiso. En el contexto escolar, esto impulsa una cultura de mejora continua, fortaleciendo el trabajo colaborativo y el clima de aprendizaje.

La retroalimentación efectiva no solo fortalece las capacidades individuales, sino que también tiene un impacto positivo en el ambiente escolar, mejorando la convivencia entre el personal, las familias y los estudiantes. Adoptar estas prácticas nos ayuda a crear espacios educativos más humanos y empáticos.

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La planeación educativa en el aula

Una buena planificación educativa comienza con el fin en mente. Debemos saber qué queremos que los estudiantes aprendan y cómo lo demostraran antes de diseñar las actividades.» Grant Wiggins y Jay McTighe

En los centros escolares, el proceso de enseñanza y aprendizaje no es una simple transmisión de conocimientos, sino una labor compleja que requiere una planificación cuidadosa y ajustada a las necesidades individuales de cada estudiante. Lo que muchas veces pasa desapercibido para la sociedad es el nivel de detalle y profesionalismo con el que el personal docente diseña cada una de sus intervenciones pedagógicas. En este contexto, la labor educativa no se trata únicamente de enseñar contenidos predefinidos, sino de ajustar los métodos y estrategias pedagógicas para asegurar que los estudiantes no solo adquieran los conocimientos, sino que los comprendan, los apliquen y los integren en su desarrollo personal y académico.

La planificación educativa es un proceso que requiere de un tiempo muy importante que se hace normalmente en el hogar, flexible que se adapta constantemente a las necesidades emergentes de los estudiantes. Para ello, el personal docente primero identifica en qué etapa del desarrollo se encuentran y cuáles son las áreas que requieren mayor atención. Esto implica una observación y evaluación profunda que les permite comprender en qué nivel se encuentran y qué tipo de aprendizaje será más efectivo en cada caso. Este trabajo no se basa en suposiciones, sino en la evidencia obtenida de la interacción diaria con estudiantes y en el análisis constante de su progreso académico y emocional.

El uso de criterios claros es otra parte fundamental de este proceso. Para establecer un camino adecuado hacia el desarrollo, el personal docente se apoya en referentes educativos que les ayudan a determinar cuáles son los estándares de desempeño que los estudiantes deben alcanzar. Esta tarea requiere un conocimiento profundo de los principios pedagógicos y una habilidad para seleccionar y aplicar las estrategias más efectivas, lo cual demanda una formación continua y una gran experiencia profesional.

Otro aspecto que subyace en el trabajo educativo es la creación de situaciones de aprendizaje que permitan a susestudiantes poner en práctica lo aprendido. Esto no se limita a la memorización de hechos o conceptos, sino que busca generar experiencias de aprendizaje que conecten el conocimiento con la realidad de los estudiantes, promoviendo así un aprendizaje significativo y duradero. El personal docente diseña actividades que desafía a sus estudiantes a reflexionar y a aplicar sus conocimientos en contextos reales, facilitando un aprendizaje activo que los prepara para enfrentar problemas complejos de manera crítica y creativa.

La labor educativa es un proceso dinámico y continuo que exige una alta capacidad de adaptación por parte de los profesionales de la educación. Estos no solo deben estar al tanto de los contenidos que deben enseñar, sino que necesitan conocer a fondo los procesos de aprendizaje de los estudiantes, para así poder planificar estrategias que realmente favorezcan su desarrollo integral. La sociedad debe valorar y reconocer el trabajo que se lleva a cabo en las escuelas, pues detrás de cada actividad educativa hay un proceso de planificación riguroso que tiene como único objetivo asegurar que sus estudiantes logren alcanzar su máximo potencial. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social

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Autonomía y mejora continua

“La autonomía de los centros escolares debe estar orientada hacia el cambio sistémico, donde la capacidad para la innovación y la mejora se logre a través de la colaboración y el liderazgo distribuido.” Michael Fullan

La autonomía en los centros escolares es un pilar esencial para el desarrollo integral de las comunidades educativas. No se trata únicamente de la capacidad de los docentes y directivos para tomar decisiones dentro de sus espacios, sino de un proceso profundo de reflexión sobre la propia práctica pedagógica. Al permitir que las escuelas determinen el rumbo de su quehacer diario, se abre la puerta a una mejora continua que responde a las necesidades reales y específicas de cada contexto, lejos de soluciones estandarizadas que, en muchos casos, no logran captar la complejidad de la realidad educativa.

La autonomía, entendida en su dimensión más amplia, implica confiar en que los colectivos docentes son capaces de identificar los retos que enfrentan y generar respuestas creativas y pertinentes. Este proceso de autogestión permite que los educadores no solo se adapten a los cambios impuestos por políticas educativas, sino que sean agentes activos de su transformación. La toma de decisiones sobre las metodologías, los contenidos y la organización escolar fomenta un ambiente de corresponsabilidad en el que cada actor se siente parte fundamental del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Es precisamente en este ejercicio de autonomía donde emerge el camino hacia la mejora continua. La posibilidad de reflexionar sobre los aciertos y dificultades que se presentan en el aula, y de contrastar la experiencia diaria con teorías educativas, crea una dinámica de retroalimentación constante. Los maestros y directivos que analizan críticamente su labor están en una posición privilegiada para ajustar sus prácticas y buscar alternativas que beneficien a sus estudiantes. Este ciclo de reflexión-acción es clave para que los centros escolares se fortalezcan y adapten a los cambios que la sociedad demanda.

La mejora continua no es un destino, sino un proceso en constante evolución. Implica cuestionar y rediseñar las prácticas pedagógicas con un enfoque flexible, considerando tanto los avances como los retrocesos. En este sentido, la autonomía no es una concesión pasajera, sino un derecho de los colectivos educativos para gestionar sus propios recursos y decidir cómo enfrentar los desafíos cotidianos. El acompañamiento de supervisores y directivos en este proceso es crucial, no como figuras de autoridad que dictan el camino, sino como aliados que facilitan el diálogo y propician la construcción de soluciones conjuntas.

En última instancia, cuando los centros escolares asumen su autonomía y apuestan por la mejora continua, se fortalece la idea de que cada escuela es un espacio único de aprendizaje, donde los saberes no se imponen, sino que se construyen de manera colaborativa. La autonomía permite que las escuelas sean verdaderamente democráticas, donde la voz de cada integrante cuenta y donde el objetivo común es formar ciudadanos críticos, capaces de transformar su realidad. En este contexto, la mejora continua se convierte en una estrategia natural para lograr una educación de calidad, que no solo responde a las exigencias del sistema, sino a las necesidades y sueños de quienes habitan la escuela cada día. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social

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La dichosa disciplina

«No es el castigo sino la disciplina lo que evita la mala conducta.» — Plutarco

Es frecuente pensar que la labor docente en un centro escolar es algo sencillo y que solo se trata de tener el conocimiento académico de español, matemáticas o ciencia para poder transmitirlo, sin embargo, ello implica mucho más que solo saberlo, implica pararse al frente de un grupo con 20, 30 o más niñas, niños o adolescentes y conocer como desarrollar además estrategias efectivas que favorezcan el aprendizaje.

La labor de educar y mantener la disciplina en entornos familiares y escolares suscita preguntas relevantes sobre el porqué de la dificultad en casa, con un número reducido de hijos, en comparación con un docente que gestiona una cantidad muy importante de estudiantes. La habilidad para mantener la disciplina en la escuela no es una mera casualidad ni un rasgo innato; es el fruto de un profundo entendimiento del desarrollo social, biológico y psicológico de sus estudiantes, complementado con años de experiencia en la práctica.

Así, ser docente es una profesión que exige más que solo conocimientos académicos o la capacidad de dirigir una clase. Es un ejercicio de profesionalismo que abarca el desarrollo y la implementación de estrategias pedagógicas específicas. Estas estrategias incluyen la creación y mantenimiento de normas claras y consistentes, así como la promoción de una comunicación efectiva. La justicia y equidad en la evaluación formativa no solo fomentan un ambiente de aprendizaje justo, sino que también validan el esfuerzo y la dedicación de cada estudiante.

Adoptar una actitud positiva pero firme, ser un modelo a seguir y brindar reconocimiento y refuerzo positivo son aspectos fundamentales que conforman la columna vertebral de la práctica docente. La autoridad de un educador no debe ser sinónimo de temor o resentimiento, sino de respeto y confianza. La capacidad docente para resistirse a las presiones, saber cuándo y cómo decir que «no», y mantener una guía efectiva más que una búsqueda de popularidad son las cualidades que diferencian a un maestro competente de uno ordinario.

La esencia de la profesión docente radica en la capacidad de transmitir seguridad y confianza de manera constante, al establecer un clima de aprendizaje donde sus estudiantes pueden aprender. Este conjunto de «saberes explícitos» que se manejan en la docencia, y que se reflejan en cada decisión tomada dentro del aula, realza la importancia del profesionalismo en la enseñanza. Así, se clarifica que la tarea docente es una vocación altamente especializada, que requirie de un conjunto de habilidades y conocimientos que no son evidentes para todos y que desafían la lamentable noción de que cualquiera puede enseñar. La profesionalidad en la educación es una amalgama de arte, ciencia y humanidad, algo que se perfecciona con la dedicación y el compromiso a lo largo de una carrera dedicada al servicio de la enseñanza y el aprendizaje. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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Maestra, madre, alumna, directora… Mujer

“No soy libre mientras cualquier mujer sea esclava, incluso cuando sus cadenas sean muy diferentes a las mías”. Audre Lorde

El 8 de marzo, día en que se conmemora (que no festeja) el Día Internacional de la Mujer, nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre los múltiples roles que las mujeres desempeñan en la educación y cómo, a través de estos, contribuyen significativamente al desarrollo de una sociedad más igualitaria y justa. En este ámbito, las mujeres asumen una variedad de responsabilidades como madres, trabajadoras, docentes, directivas, supervisoras, asesoras técnico pedagógicas, funcionarias, alumnas, entre otras, todas las cuales son esenciales para el avance educativo y social.

Las mujeres en la educación son pilares fundamentales que sostienen y fomentan el crecimiento intelectual y emocional de las generaciones futuras. Como docentes y educadoras, modelan valores, inspiran curiosidad y fomentan un pensamiento crítico que desafía las normas y estereotipos de género arraigados. Su influencia va más allá del aula; es una fuerza transformadora que puede cambiar percepciones, actitudes y estructuras sociales.

Sin embargo, a pesar de su papel crucial, las mujeres en la educación enfrentan desafíos ancestrales que limitan su potencial y menoscaban su contribución. La brecha de género en posiciones, desigualdad, y la violencia de género son barreras persistentes que impiden que las mujeres alcancen su pleno potencial en el sector educativo. Estos obstáculos no solo afectan a las mujeres individualmente, sino que también tienen un impacto negativo en la calidad de la educación y en el desarrollo social en general.

La superación de estos retos requiere un enfoque multifacético que incluya políticas públicas inclusivas, programas de apoyo, y una reevaluación constante de las prácticas y estructuras institucionales para garantizar que promuevan la igualdad. Es imperativo que se reconozca y valore el trabajo de las mujeres en la educación, no solo como un derecho fundamental, sino como una necesidad crítica para el avance de nuestras sociedades.

Además, es fundamental abordar y desmantelar los estereotipos de género que limitan las oportunidades educativas y profesionales para las mujeres y las niñas. La educación debe ser una herramienta de empoderamiento que permita a todas las personas, independientemente de su género, explorar y desarrollar sus capacidades plenamente. Esto implica revisar los currículos, promover modelos a seguir que desafíen las normas de género y fomentar un ambiente de aprendizaje inclusivo y respetuoso.

El avance hacia una sociedad más igualitaria se logra no solo reconociendo los desafíos que enfrentan las mujeres en la educación, sino también celebrando sus logros y contribuciones. Es esencial alentar y apoyar la participación activa de las mujeres en todos los niveles del sistema educativo, desde el aula hasta las posiciones de toma de decisiones.

Así, mientras conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, reflexionemos sobre el papel vital que juegan las mujeres en la educación y reconozcamos que la igualdad en este sector no es solo un objetivo en sí mismo, sino también un medio indispensable para construir sociedades más justas, inclusivas y prósperas. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann. Doctor en Gerencia Pública y Política Social.

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Un entorno para los aprendizajes

«Los mejores entornos de aprendizaje permiten a las personas explorar y descubrir sus pasiones y fortalezas”. Ken Robinson

El desarrollo de los aprendizajes esperados en niñas, niños y adolescentes es un proceso complejo que requiere una planificación cuidadosa y una estructura que permita abordar los desafíos educativos de manera efectiva. El programa analítico por escuela representa un marco estructural esencial en este sentido.

La importancia de este programa radica en su capacidad de ajustarse a las necesidades y contextos específicos de cada centro educativo. Al tomar en cuenta las condiciones académicas únicas y las realidades socioeducativas de los estudiantes, los docentes pueden diseñar estrategias de enseñanza más personalizadas y efectivas. Esto es crucial ya que la educación no es un proceso de talla única, y lo que funciona en una escuela puede no ser aplicable en otra.

El programa analítico por escuela favorece el logro académico al permitir que los docentes identifiquen y jerarquicen los problemas y situaciones específicas a abordar. Al trabajar a través de planes contextualizados y basados en proyectos, los estudiantes pueden involucrarse en su aprendizaje de una manera significativa, aplicando sus conocimientos a situaciones reales y pertinentes a su entorno. Esto no solo mejora la retención de la información, sino que también desarrolla habilidades críticas de pensamiento y resolución de problemas.

Además, la formulación del programa analítico permite la integración de diferentes métodos y enfoques pedagógicos, asegurando que los ejes curriculares sean abordados de manera integrada y coherente. Esto ayuda a construir una experiencia educativa continua y consolidada que refuerza los aprendizajes y facilita la comprensión holística de los temas tratados.

La evaluación formativa es otro aspecto beneficiado por este enfoque. Al alinearse con un programa que es específico para la escuela y sus estudiantes, los métodos de evaluación pueden ser más directamente relevantes para los objetivos de aprendizaje, proporcionando retroalimentación más precisa y útil tanto para estudiantes como para personal docente y directivo.

Así, la conformación de un marco estructural a través del programa analítico por escuela es un paso fundamental hacia la mejora de la calidad educativa. Permite a docentes ser más ágiles y receptivos a las necesidades de sus estudiantes y garantiza que la educación sea relevante, aplicable y profundamente arraigada en el contexto socioeducativo en el que se imparte. Por otra parte, permite al personal directivo tener mayores elementos de conocimiento para orientar los esfuerzos de gestión en pro de las necesidades reales detectadas tanto al interior de las aulas de su centro escolar, como de las necesidades desde la propia comunidad, que es la realidad de sus estudiantes. En última instancia, esto puede aumentar significativamente el logro académico y equipar a las niñas, niños y adolescentes con las habilidades y conocimientos necesarios para tener éxito en sus futuros académicos y profesionales. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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El acompañamiento pedagógico

«La calidad de un sistema educativo no puede exceder la calidad de sus docentes, y la calidad de los docentes no puede exceder la calidad de su liderazgo.» Michael Fullan

En el ámbito educativo, la creación de condiciones óptimas para el aprendizaje es un proceso complejo y estructurado, que va más allá del aula y se extiende hasta la dirección de la institución. Aunque es ampliamente reconocido el papel crucial que juegan los docentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que quizás no sea tan evidente es el impacto significativo que tiene la dirección escolar. Este rol es fundamental, pues contribuye sustancialmente a la variabilidad en el aprendizaje de estudiantes, siendo un pilar en la construcción de un entorno educativo favorable.

El liderazgo efectivo para el aprendizaje que se ejerce desde la dirección escolar encapsula una serie de elementos clave. Entre ellos, el liderazgo pedagógico se destaca como la capacidad de inspirar y guiar a los docentes hacia la mejora continua de sus prácticas pedagógicas, creando un ambiente de aprendizaje que sea tanto positivo como eficaz para los estudiantes. Esto se complementa con un profundo entendimiento de los principios pedagógicos, teorías de aprendizaje, currículo y metodologías de enseñanza innovadoras, lo cual es esencial para brindar orientación y apoyo efectivos.

Otro aspecto importante es la comunicación efectiva, permitiendo el intercambio claro y constructivo de ideas, así como la provisión de retroalimentación que motive y oriente el desarrollo profesional de los docentes. La empatía y sensibilidad hacia las necesidades y desafíos de docentes son igualmente importantes, ofreciendo un apoyo que sea personalizado y considerado.

Fomentar la reflexión crítica sobre la práctica docente es crucial, ya que ayuda a los educadores a identificar áreas de mejora y a buscar soluciones innovadoras a los desafíos que enfrentan. Esto se acompaña de una habilidad para gestionar y liderar el cambio dentro de la institución, promoviendo la adaptación a nuevas metodologías, tecnologías y enfoques pedagógicos que optimicen el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por otra parte, el compromiso con el desarrollo profesional continuo, tanto personal como del equipo docente, subraya la importancia de la formación continua y el intercambio de conocimientos y recursos. Este aspecto se ve reforzado por la promoción de la colaboración y el trabajo en equipo, creando un ambiente donde se comparten prácticas exitosas y se abordan los problemas de manera colectiva.

Un aspecto que no se debe de dejar pasar, es la visión estratégica y la capacidad para planificar pues son indispensables, al establecer objetivos claros y realistas que guíen el trabajo docente hacia el logro de metas pedagógicas definidas. Además, la implementación de sistemas de evaluación y seguimiento es esencial para medir el impacto del acompañamiento pedagógico y realizar los ajustes necesarios para mantener el proceso de enseñanza-aprendizaje en el camino correcto.

Al desarrollar estos aspectos, se promueve un mayor compromiso del colectivo docente y se facilita una evolución hacia una dirección escolar centrada en el aprendizaje. Este enfoque no solo mejora la calidad educativa, sino que también prepara a estudiantes para enfrentar los desafíos futuros con confianza y habilidad, redefiniendo la actividad educativa para colocar el aprendizaje en el centro de todo esfuerzo educativo. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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El necesario pensamiento crítico 

“La esencia de la educación crítica radica en fomentar el cuestionamiento, más que en la mera transmisión de conocimientos.” – Paulo Freire

En un mundo cada vez más inundado por la información y, lamentablemente, por la desinformación, se vuelve crucial fomentar el pensamiento crítico desde las primeras etapas de la educación. Este enfoque no solo prepara a niñas, niños y adolescentes para discernir entre lo verdadero y lo falso, sino que también los dota de herramientas para navegar en un entorno mediático donde las «fake news», los intereses políticos ocultos y los mensajes subliminales buscan influir constantemente en su percepción de la realidad.

El pensamiento crítico, lejos de ser una habilidad innata, se construye y se nutre tanto en el hogar como en la escuela, mediante un esfuerzo consciente y deliberado. Sin embargo, alcanzar este objetivo es un desafío complejo que va más allá de la simple implementación de programas de estudio convencionales. Requiere de una educación que fomente la curiosidad, la indagación y el cuestionamiento constante.

Una de las estrategias para promover el pensamiento crítico es alentar a estudiantes a trascender las preguntas de respuesta única, invitándolos a explorar interrogantes abiertas que estimulen la reflexión y permitan la construcción de conocimiento desde perspectivas personales y, a veces, inusuales. En este sentido, es fundamental evitar la burla o el desdén hacia respuestas que puedan parecer atípicas, ya que tales actitudes desincentivan la innovación y el pensamiento original.

El fomento de debates y discusiones en clase es otro pilar esencial, ya que estos espacios permiten confrontar y valorar diferentes puntos de vista, desarrollando así un respeto profundo por la diversidad de opiniones. Esta práctica no solo enriquece el conocimiento individual, sino que también les prepara para participar de manera constructiva en una sociedad democrática.

La educación crítica debe incluir también el análisis de textos, la resolución de problemas y el fomento del pensamiento lateral, a través de actividades como rompecabezas, acertijos y juegos que impliquen un razonamiento lógico. Estas herramientas pedagógicas contribuyen a desarrollar una mente ágil y flexible, capaz de abordar desafíos desde múltiples ángulos.

Otro aspecto crucial es enseñarles a cuestionar y analizar críticamente el contenido mediático. Comparar la información presentada en los medios con datos verificables y considerar perspectivas alternativas son habilidades clave para entender la complejidad de los asuntos sociales y políticos.

La participación en proyectos de investigación desde edades tempranas es igualmente importante, ya que promueve el conocimiento profundo de los temas de estudio, el cuestionamiento de paradigmas establecidos y el desarrollo de una reflexión metacognitiva sobre el propio proceso de aprendizaje.

Para lograr estos objetivos, es imprescindible crear entornos educativos que valoren y promuevan el intercambio de ideas, el respeto mutuo y la capacidad de análisis crítico. De esta manera, se preparará a las futuras generaciones para enfrentar los retos de una sociedad cada vez más compleja, alejándoles de los efectos nocivos de una comunicación manipulada por intereses mercantiles, políticos y financieros. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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El Aprendizaje basado en Proyectos

«Dime y olvidaré, enséñame y podré recordar, involúcrame y aprenderé.» Confucio

Al contrario de como muchas personas podrían creer, el aprendizaje no es espontáneo ni automático, no se trata de “ser un experto en el tema” o de pararse frente a un aula a “recitar de memoria” lo que se quiere enseñar, sino en cómo esa temática se puede vincular con la experiencia de cada niña, niño o adolescente y a partir de ahí construir elementos para un aprendizaje realmente significativo para sus vidas y en su contexto.

En este sentido, la sociedad actual está en constante evolución, y con ella, la necesidad de métodos educativos que no sólo informen, sino que formen. El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) se presenta como un modelo educativo que trasciende los límites del aula, integrando la teoría con la práctica y preparando a los estudiantes para los desafíos del mundo real. Reflexionar sobre el ABP es reconocer la importancia de un trabajo que se sustenta en la profesionalidad, la experiencia y una agudeza intuitiva y vocacional que docentes deben poseer y desarrollar.

En la vastedad de las aulas del sistema educativo nacional, que suman más de un cuarto de millón en la educación básica, cada una con su diversidad y singularidad, es fundamental reconocer la labor docente. Son quienes, con su estudio y experiencia acumulada, aplican métodos como el ABP para vincular efectivamente la teoría con la práctica. Esta conexión no es una coincidencia fortuita, sino el resultado de un compromiso vocacional que lleva a los docentes a afinar su intuición y experiencia para aplicarla en beneficio de sus estudiantes.

El ABP exige un reconocimiento de la complejidad del aprendizaje humano, donde cada aula tiene su propio pulso, cada estudiante su propia melodía. Los educadores, entonces, se convierten en maestros de orquesta, capaces de armonizar estas melodías individuales en una sinfonía de aprendizaje colectivo. La habilidad para hacer esto no viene de la nada: nace de la pasión por enseñar, del estudio continuo y de la reflexión constante sobre la práctica educativa.

En este sentido, como sociedad es fundamental valorar y apoyar el desarrollo profesional continuo de docentes, ya que son quienes cultivan la tierra fértil de las mentes jóvenes. Cuando se reconoce el trabajo del centro escolar y se le otorga el respeto que merece, se promueve un ambiente donde la práctica educativa es vista como un arte y una ciencia que requiere tanto de conocimiento, como de la experiencia, así como de la intuición.

El ritmo de cada aula, por ende, es un eco de la capacidad del educador para interpretar y responder a las necesidades de sus estudiantes, adaptándose a las circunstancias y promoviendo un aprendizaje significativo y relevante. Así, como sociedad es pertinente entender que detrás de cada estrategia de enseñanza exitosa hay un profesional que ha dedicado su vida a entender cómo aprende el ser humano y cómo mejor enseñarle. El ABP es un claro ejemplo de cómo el trabajo minucioso, dedicado y consciente de docentes puede llevar a cada aula a alcanzar su máximo potencial en sintonía con las demandas de una sociedad en constante cambio. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

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Medios, redes y educación

«Los niños deben ser enseñados a pensar, no qué pensar.» Margaret Mead

Vivimos en una era en la que los medios de comunicación y redes sociales ejercen un poderoso impacto en nuestras vidas, especialmente en la de las niñas, niños y adolescentes. Estos medios e interacciones tienen la capacidad de influir en su aprendizaje, sus decisiones, su comportamiento y hasta en la forma en que se visten o alimentan. Este impacto no siempre se encuentra acorde con sus raíces culturales, sociales y económicos, aspecto que aprovechan las grandes compañías de alimentos chatarra pero que puede generar, además, un rompimiento generacional significativo, que por supuesto afecta el entorno escolar y por consiguiente, aprendizaje. 

Es innegable que los medios, en todas sus formas, están presentes en nuestra vida cotidiana de manera constante. A través de la televisión, el internet, las redes sociales y otros medios, se nos bombardea con información, imágenes y mensajes directos y subliminales que tienen la posibilidad de moldear nuestras percepciones y acciones. Esto tiene un impacto directo en las niñas, niños y adolescentes, quienes están en pleno proceso de formación y desarrollo.

Uno de los aspectos preocupantes es que la influencia de los medios puede alejarse de los valores, antecedentes culturales y expectativas de las generaciones anteriores. Los jóvenes están expuestos a modelos de comportamiento y estereotipos que pueden no ser congruentes con su realidad, sus experiencias y sus valores familiares. Esta desconexión puede generar conflictos y tensiones en los centros escolares, afectando tanto el proceso de aprendizaje como las relaciones intergeneracionales.

Es importante reflexionar sobre cómo los medios de comunicación moldean la percepción de la realidad y cómo esto puede impactar en la formación de las niñas, niños y adolescentes. ¿Qué tipo de mensajes se transmiten a través de los medios? ¿Cómo se presentan los roles de género, la diversidad cultural y otros aspectos relevantes para una educación inclusiva y equitativa? ¿Cómo podemos fomentar una visión crítica y reflexiva en los jóvenes para que puedan discernir entre la información veraz y los estereotipos dañinos?

La reflexión profunda sobre estos temas nos lleva a la necesidad de generar un espacio de diálogo y concientización entre padres, docentes y directivos escolares. Es fundamental que valoremos y analicemos juntos el impacto de los medios de comunicación en la vida de las niñas, niños y adolescentes. Debemos promover una educación mediática que les permita comprender y cuestionar la información que reciben, desarrollar un pensamiento crítico y tomar decisiones informadas.

El impacto de los medios de comunicación en la educación de las niñas, niños y adolescentes es un tema relevante y urgente. Requiere de nuestra atención y acción para garantizar que este impacto sea positivo y en línea con sus necesidades, valores y expectativas. Como padres, docentes y directivos escolares, tenemos la responsabilidad de fomentar una educación mediática que promueva el pensamiento crítico, la reflexión y el discernimiento en nuestros jóvenes. Porque la educación es el camino… 

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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La educación pública frente a las redes sociales y medios…

El trabajo en equipo y el aprendizaje

«Nada es más importante en estos tiempos que crear organizaciones capaces de evolucionar.» Margaret Wheatley:

Es imperativo reconocer que una escuela no es solo un edificio con aulas; es un organismo complejo donde diversas personalidades, creencias, antecedentes y valores convergen. La forma en que esta diversidad se organiza y se maneja puede significar la diferencia entre un entorno de aprendizaje efectivo y uno en el que tanto los estudiantes como el personal se sienten perdidos o desanimados.

La dirección de un centro escolar tiene la responsabilidad crucial de orquestar este complejo conjunto de elementos humanos hacia un objetivo común: el aprendizaje efectivo y significativo de los estudiantes. No se trata solo de administrar recursos y ejecutar políticas; es, en gran medida, la habilidad para entender las complejidades humanas y utilizarlas como palancas para mejorar la educación. La clave está en desarrollar «llaves» de comunicación que abran puertas a la comprensión mutua, la empatía y el trabajo en equipo eficaz.

El trabajo en equipo no es un cliché; es un elemento fundamental que funciona como los «vasos comunicantes» en el organismo escolar. Permite que la iniciativa, la coherencia, la empatía y la coordinación de acciones se muevan libremente, resultando en un aprendizaje organizacional fluido. Pero lograrlo requiere de un liderazgo que esté dispuesto a conocer a su equipo, escuchar activamente y dar espacio para la iniciativa individual y colectiva.

Algunas personas pueden argumentar que el tiempo que se «gasta» en fortalecer la cohesión del equipo y en entender las dinámicas humanas podría utilizarse en «tareas más importantes». No obstante, es vital comprender que un equipo cohesionado es mucho más productivo y eficaz en la implementación de cualquier tarea o iniciativa pedagógica. Además, un ambiente de trabajo saludable y coherente se traduce en un ambiente de aprendizaje saludable para los estudiantes. Al final del día, la educación no es solo sobre el plan de estudio y las calificaciones, sino sobre el desarrollo humano en todas sus dimensiones.

Para las niñas, niños y adolescentes esto es imperativo pues se trata de la conformación del espacio en el que acude día con día para aprender, lo cual no es una graciosa conseción sino un derecho puntual que se les confiere desde la propia Constitución y es el centro escolar y el personal, instrumentos para llevarlo a cabo de una manera adecuada y coherente.

Para el magisterio, esto significa que cada docente tiene una responsabilidad dual. Por un lado, están comprometidos con la educación de sus estudiantes; por otro lado, también son parte integral de un equipo que necesita su colaboración, respeto y empatía. Cuando ambos niveles de responsabilidad se cumplen, el resultado es una educación de alta calidad en un ambiente enriquecido, respaldado por una comunidad educativa unida.

Por lo tanto, es adecuado que educadores y autoridades educativas prestar la debida atención a la organización interna de sus centros escolares. Por tanto, es una posibilidad importante de la sociedad reconocer, apreciar y apoyar el complejo pero hermoso tapiz de roles y responsabilidades que hacen de la educación la piedra angular del desarrollo humano y social en el país. Cuando logramos que la organización interna de una escuela funcione de manera armónica y efectiva, estamos cada vez un paso más cerca de cumplir el propósito educativo que cada estudiante merece. Porque la educación es el camino…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann.

Doctor en Gerencia Pública y Política Social. Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

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