Liderazgo que transforma desde el desarrollo docente

En muchas conversaciones sociales sobre educación, el foco suele colocarse en los resultados de las y los estudiantes, en los niveles de aprovechamiento escolar, en las pruebas estandarizadas o en el cumplimiento de los planes de estudio. Sin embargo, pocas veces se habla del papel decisivo que juega el liderazgo dentro de las escuelas, particularmente aquel que dirige su mirada hacia el desarrollo profesional del personal docente como eje para transformar los aprendizajes. Este tipo de liderazgo no es el que simplemente coordina horarios, cumple rutinas administrativas o vigila el orden institucional. Se trata de una forma de ejercer la dirección que impacta de forma directa en la calidad de la enseñanza y, por consecuencia, en la experiencia educativa de niñas, niños y adolescentes.

En los centros escolares existen múltiples formas en que el aprendizaje se ve favorecido. Algunas de ellas son muy visibles: proyectos escolares, actividades pedagógicas, intervenciones grupales o individuales. Pero otras muchas ocurren de forma más sutil, silenciosa y cotidiana, como lo es el acompañamiento constante que las y los docentes reciben por parte de directivos comprometidos con su crecimiento. Este acompañamiento no se improvisa. Requiere conocimiento pedagógico profundo, experiencia práctica, sensibilidad interpersonal y, sobre todo, la capacidad de identificar las necesidades formativas del profesorado y generar condiciones para su fortalecimiento.

Invertir en el desarrollo profesional del magisterio no es un lujo ni una tarea secundaria: es una de las formas más efectivas y duraderas de incidir en el aprendizaje del alumnado. Porque cuando las y los docentes cuentan con nuevas herramientas, reflexionan sobre su práctica, se sienten acompañados y valorados, pueden enseñar mejor, adaptar sus estrategias, y responder con mayor precisión a los desafíos del aula. Esa es una tarea que no puede desligarse de quienes dirigen las escuelas, ya que el liderazgo escolar —cuando está centrado en el aprendizaje— tiene como objetivo no solo administrar, sino inspirar, potenciar, retroalimentar y construir comunidades pedagógicas sólidas.

Desafortunadamente, este tipo de liderazgo suele ser invisible para quienes no están inmersos en la dinámica interna de las escuelas. No se refleja siempre en estadísticas inmediatas, ni se difunde en discursos espectaculares. Pero su efecto es profundo y acumulativo. Cambia culturas escolares, reconstruye climas laborales, y genera condiciones para que la enseñanza florezca desde la colaboración. Por eso es indispensable reconocer que las y los directores escolares que entienden que su rol es también pedagógico, y que se involucran en el aprendizaje del profesorado, están marcando una diferencia real en los resultados de sus estudiantes.

Lo que sucede en las aulas es reflejo, muchas veces, de lo que se promueve desde la dirección. Y cuando esa dirección está basada en estudios sólidos, conocimiento práctico, capacidad de escucha y visión transformadora, entonces la escuela entera se convierte en un espacio de crecimiento y mejora continua.

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann
@todos @seguidores @destacar
#manuelnavarrow #formacióndirectiva #trabajoenequipo #liderazgopedagógico #mejoraescolar #desarrollodocente #aprendizajeprofesional #comunidadeducativa #liderazgoqueimpacta

Deja un comentario