Una de las claves para transformar los espacios escolares en entornos donde realmente se aprende, se convive y se construyen proyectos colectivos, radica en la capacidad de quienes asumen la función directiva para tomar decisiones informadas y estratégicas.
Cuando las y los líderes educativos se forman, reflexionan y actúan con base en información clara, ética y con visión, se fortalece el trabajo en equipo, se generan mejores relaciones laborales y se favorece un clima que impulsa tanto el bienestar como el aprendizaje de niñas, niños y adolescentes.
Como bien señala J. C. Maxwell, la toma de decisiones conscientes y estratégicas es un pilar fundamental para lograr estos propósitos.
Fortalecer el trabajo directivo no es una tarea menor, es una acción imprescindible para la mejora del clima escolar y la construcción de comunidades educativas más humanas y transformadoras.
