¿Y si el estrés no fuera tu enemigo, sino una señal de que tu labor como directivo realmente te importa?

En el día a día escolar, muchas veces el cansancio y las tensiones son inevitables. Pero más que evitarlos, vale la pena entenderlos. El estrés, cuando se reconoce y se canaliza con inteligencia emocional, puede ser un aliado para el fortalecimiento del trabajo directivo, la mejora del clima escolar y el crecimiento profesional.

Quienes asumimos la función de dirigir sabemos que liderar personas, mediar conflictos, acompañar a docentes y promover ambientes donde nuestras niñas, niños y adolescentes puedan aprender con bienestar, requiere más que estructuras… requiere humanidad, sensibilidad y consciencia.

Aprender a leer el estrés como una señal de compromiso nos ayuda a construir mejores relaciones laborales, fomentar un trabajo colaborativo más sano y nutrir espacios donde el aprendizaje florece.

Porque cuando cuidamos de quienes dirigen, también estamos cuidando de toda la comunidad escolar.

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